Estación de Cercanías

Vendetta

La Venganza, su dulce sabor y esa cualidad de frialdad que muchos le confieren para que sea servida correctamente, es la que están degustando los miembros díscolos del partido que gobierna, o gobernaba, bajo las mismas siglas en nuestro ayuntamiento. Ella con su color oscuro rezuma por todos los poros de este PP municipal, que con una P rozando suelo y otra luchando por no caer nos tiene boquiabiertos, perplejos y expectantes desde que cada uno de sus concejales, utilizando su libre albedrío, eligiese a su candidato para la presidencia provincial.
Pues bien, valorando esta conducta que siempre lleva añadidas réplicas, yo me pregunto si alguno de nosotros, en la circunstancias en las que se encuentran los y las concejalas del G-8, seríamos capaces de trabajar con ahínco y ganas para que luego fuese del cuello de quien nos está haciendo el vacío de donde colgasen las medallas de nuestro esfuerzo y los posibles éxitos de nuestras gestiones y movimientos, más si tenemos la sospecha de que muchos de ellos empezarán a naufragar cuando en Alicante vean que dichas propuestas, peticiones o exigencias viene rubricadas con nombres de la lista negra.

Que sí, que es cierto que se trata de una labor compensada económicamente que no debería verse afectada por cuestiones internas de partido y que debe posicionarse por encima de estas disputas que sólo incumben a ellos y a su partido, aunque en vista de la expansión ahora nos importan a todos, pero eso sería lo ideal, lo de cumplida obligación fuera de la batalla, pero lamentablemente, sabemos que no va a ser así cuando de política se habla y deberemos empezar –mejor antes que después– a exigirles, como es nuestro deber ciudadano, que así lo realicen. Exigir con inmediatez y desde todos los ámbitos que salgan aquellos que no estén dispuestos a cumplir con su compromiso electoral y lo que conlleva, aquellos que no apliquen la sinergia de grupo en pos del bien común de Villena o que se aferren a una individualidad que sólo rompe la fuerza del empuje.

Y que se queden aquellos que con boca grande estén en disposición de tragar ruedas de molino para llevar a término y en unas condiciones impecables su acta de concejal de Villena, que no de afiliado del Partido Popular, pues en estos momento se deben a su pueblo y no a su partido. Porque viene de inmemorial que la venganza genera odio, odio que a su vez es germen de nuevas represalias, que a su vez volverán a fermentar en odios, y es algo que tenemos que tener claro: las réplicas de esta dictatorial conducta de Celia Lledó ya las estamos sintiendo en algunas concejalías y en reiteradas y sospechosas ausencias. Y sólo son las primeras réplicas de este seísmo que a buen seguro prolongará en el tiempo su actividad y que trae parejo la latente sospecha, pues estamos sintiendo a nuestros pies como esa ilusión llamada Celia Lledó y su partido Popular mutan en desastre y decepción. Porque quien exultante dijo hasta la saciedad que lo primero era su pueblo, ha resultado jugar en el césped de lo personal y las aspiraciones políticas sin ningún remilgo. Sin cuantificar todavía el alcance de su desastre, apreciemos en su tamaño los primeros temblores que en nuestro beneficio, y para que no todo sea malo, nos han traído a la superficie, como regalo, la realidad de un deshonesto asfaltado que cae del lado de una fenollista y la interposición desde Conselleria de un recurso contra un acuerdo de Junta de Gobierno, mientras mis temores van in crescendo al ver difuminados tras el humo que señala el lugar de la lucha otros cuatro años para Villena.

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