Música

Villena volvió a sonar (y a luchar contra los elementos…)

El pasado sábado se celebró en el Patio Festero la primera edición de VillenaSuena, un festival de música de nuevo cuño que nace con la intención de convertirse en punto de encuentro de diferentes estilos musicales y que, como en todos los comienzos, se ha encontrado con algunos obstáculos que habrán de ser solventados en próximas ediciones.
Abiertas puntualmente las puertas del festival, flotaba en el aire una pregunta: ¿Cómo es posible que VillenaSuena se celebre en pleno puente y coincidiendo con el Viñarock de Villarrobledo, el festival más multitudinario de cuantos se celebran en España? Pues debido a un fallo de coordinación entre la organización y dos departamentos municipales entre sí, pues la intención era celebrar VillenaSuena una semana antes y nadie cayó en la cuenta hasta última hora de la celebración de la Feria Interculturas. El resultado, previsible: no se cumplieron las expectativas de aforo, a pesar de rozar el medio millar de asistentes, más que nada porque cientos de potenciales visitantes –de Villena, de Elda, de Yecla, de Caudete…– estaban en el Viñarock, y el grupo Batukem, que debía dar la bienvenida al público, se cayó del cartel.

Además, resulta difícil explicar la cuestión del horario, cumplido a rajatabla (bajo amenaza de multa) y con el festival finalizado a la 1:30 horas, a pesar de lo cual hubo quejas de algunos vecinos debido al alto volumen. Si no se puede hacer “ruido”, no es de recibo que se autorice la realización de un festival de rock en el Patio Festero, y menos aún pretender que comience a las 8 de la tarde, que esto es España, no Suecia. Si ha de ser en la pista de tierra del polideportivo o en La Troya, que sea, pero autorizar un evento y luego pretender encorsetarlo al máximo no resulta del todo lógico.

Afortunadamente, nos quedaba la música…
Dicho lo cual, nos toca hablar ahora de lo importante: por fin, después de tanto tiempo, Villena se despereza y se busca la vida para montar un concierto de rock sin depender de la programación cultural de Ayuntamiento, Kaku o Teatro Chapí. Y en esas estábamos, esperando divertirnos con los ritmos cubanos de Tendencia, cuando nos llovió una descarga de decibelios brutal en forma de trash-metal. Guitarras cortantes y voces guturales supusieron la primera sorpresa del festival, pues a pesar de la presencia constante de la acelerada percusión caribeña, lo que Tendencia dejó más que claro –y confirmó después a EPdV– es que Cuba es mucho más que salsa y son, ya que la isla se está llenando de grupos jóvenes que influenciados por el rock norteamericano y europeo están haciendo su particular transición y luchando por la apertura a base de guitarrazos y redobles.

Un himno generacional
A continuación llegó la que para muchos era la actuación más esperada de la noche, la de Chispazo, o lo que es lo mismo, los hermanos Chispes acompañados por David y Sergio, la primera oportunidad en mucho tiempo de ver sobre un escenario a dos auténticos pioneros del rock villenero, al alma de Maniática, La Furia o La Banda Jachís, que nos deleitaron con sus clásicos de siempre y demostraron que aún les sobran fuerzas y ganas para seguir muchos años dando caña desde los escenarios.

Con un público entregado, que saltaba y coreaba unas letras que muchos conocen –conocemos– desde hace 15 ó 20 años, Chispazo plantea un completo recorrido por esos “veinte años de música y sueños de libertad”, recordándonos –aunque el tema está más de actualidad que nunca– que “no huele tan mal” en nuestro municipio, que The Clash vivirá para siempre mientras alguien recuerde sus canciones o que es posible convertir el reggae de Bob Marley en un guitarrero grito de libertad, aunque sea enjaulada, como enjaulados estuvieron los propios Chispazo, que por aquello del horario apenas nos pudieron regalar una hora de su música.

Final de fiesta
Y si muchos esperaban a Chispazo, no menos aguardaban la demoledora puesta en escena de los Fuckop Family, que rivalizaron con Javi, Txispín y compañía –lo prometido era deuda– a ver quién metía más caña a la hora de versionear a los Clash. Además de esa sorprendente versión, tamizada con su fusión de rapmetal-funk y ragga, los Fuckop hicieron lo que se esperaba de ellos: mover hasta al apuntador con su puesta en escena, una auténtica descarga de energía –sólo les faltaba El Perla– que deja sin aliento al más pintado y que pone a todo el mundo a saltar mientras dura el concierto, un concierto que se hizo aún más corto que el anterior porque pesaba sobre la organización una amenaza de multa que no invitaba a jugársela por un bis de más…

Tal vez el sonido pudo ser mejor, tal vez la fecha pudo ser otra, tal vez se debió tocar más tiempo… es cierto, pero sólo falta que vengamos ahora a quejarnos ante quienes tanto han trabajado por brindarnos un directo sin tener que salir del pueblo ni coger el coche. Más bien al contrario, lo que hay que hacer es pedir una mejor coordinación entre todos los implicados, más sensatez a la hora de buscar espacios y horarios y mayor apoyo por parte de todos, porque sólo así se podrá consolidar un proyecto de este tipo en Villena. Y por supuesto, felicitar a tod@s los que se lo han currado –especialmente Ricky– para que VillenaSuena fuera una realidad. Gracias a todos… y hasta la próxima.

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