Cartas al Director

Violencia doméstica

El tema de la violencia doméstica es un tema que despierta un interés común. Aunque el tema parece estar de moda, es una moda bastante absurda de la que todos deberíamos estar en contra, denunciar y expresar un rotundo rechazo. Debemos considerar que toda violencia es algo que va en contra de la humanidad y que las personas necesitamos desde que nacemos una manifestación de amor que viene dada por nuestro prójimo; si esto falla no seremos capaces de ser humanamente personas sanas.
Otro aspecto que no deja indiferente a nadie al leer y documentarse en un tema tan delicado y problemático, es que a pesar de que las cifras van aumentando, son pocas las medidas tomadas por todas las partes y no podemos pasar por alto que hay muchas personas que sufren porque su maltratador tiene ciertas ventajas ante sus víctimas. Me horroriza la idea de que se pueda vivir encarcelada en tu propio hogar y por una persona que te amó. Muchos hemos conocido a personas que en algún momento de su vida han sido maltratadas por vecinos, amigos, familiares o conocidos… y por ello resulta increíble reconocer al maltratador como a uno de ellos. Al conocer casos expuestos en televisión pensamos que hasta dónde puede llegar la mentalidad humana para ser capaz cometer esas barbaridades. La civilización avanza en muchos aspectos, pero cada día las personas nos vemos abocadas a la soledad, a ser egoístas, consumistas y a tener una falta de afecto por esta realidad tan superficial que en mayor o menor medida nos afecta a todos.

No hay excusas válidas para no recriminar al maltratador, que en la mayoría de los casos primero machaca a su víctima psicológicamente y después, cuando ésta no puede más y lo abandona, la mata. La realidad de estas familias es una intensa tragedia: antes, con los maltratos, y después, cuando el afectado ha fallecido.

Todos sabemos qué es tener miedo, pero tenerlo metido en el cuerpo todos los días, como explican los afectados de la violencia, hace que su vida sea un infierno. Un sin vivir que lleva a personas al suicidio para librarse de su situación y a otras a ser las protagonistas de un asesinato. Los Derechos Humanos deben prevalecer ante las injusticias cometidas, castigar con penas más duras a los agresores y educar desde niños que la violencia, sea del género que sea, va en contra de la humanidad.

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