Editorial

Vuelta a la dura realidad

Superado el paréntesis festero, toca sufrir una dura vuelta a la realidad –pagar el IBI, asumir la subida del IVA, los gastos de la “vuelta al cole”, etc.– que en el caso de nuestro ayuntamiento viene dictada, una vez más, por los graves problemas financieros que atraviesa la tesorería municipal por culpa de las promesas incumplidas de la Generalitat Valenciana.
Hasta 10 millones de euros adeuda la institución autonómica, pésimamente gobernada por el Partido Popular, a nuestra ciudad, a la que la broma de la plaza de toros le va a costar, si nadie lo remedia, casi 2,4 millones de euros en intereses, es decir, unos 400 millones de pesetas, que irremediablemente tendrán que salir de un aumento de nuestros impuestos y del recorte de las partidas que en otras circunstancias podrían destinarse a nuestras asociaciones sociosanitarias, más necesitadas que nunca, o a infinidad de proyectos, actividades y eventos de índole económica, urbanística, social, cultural o deportiva, por ejemplo.

Pero más allá de la situación de crisis económica que atraviesa el ayuntamiento, también se ve inmerso en una crisis política, pues aunque se quieran disfrazar con todo tipo de eufemismos, los cambios que próximamente veremos en el reparto de concejalías entre los ediles del equipo de gobierno responden al reconocimiento implícito de que hay departamentos que no funcionan como deberían y concejales que no están cumpliendo con lo que se esperaba de ellos, algo que se niega en público pero que algunos integrantes del equipo de gobierno reconocen en privado.

Así las cosas, y ante la grave situación que vive nuestro país a todos los niveles, parece más que evidente que nos va a tocar vivir un otoño-invierno muy caliente en todos los sentidos. Agárrense, estimados lectores, que vienen curvas.

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