Editorial

Vuelven los malos olores

El problema de los malos olores en Villena va camino de convertirse en otro de esos temas perennes que tanto daño hacen a nuestra ciudad. Pasan las legislaturas y los equipos de gobierno, pero seguimos sin saber si algún día tendremos centro comercial o qué pasará con las vías férreas a su paso por nuestro casco urbano… ni tampoco cuando dejará de sufrir Villena ese olor nauseabundo que tanto molesta y tan mala imagen da de nosotros mismos hacia nuestros visitantes.
Durante mucho tiempo los olores han procedido de la planta de tratamiento de residuos de Vaersa, situada en Los Cabezos. Tras meses de quejas vecinales y denuncias de la oposición, parece ser que finalmente se ha logrado controlar ese problema, y lo cierto es que hace tiempo que no se suceden las quejas por tal motivo. Toquemos madera y esperemos que siga así la situación.

No obstante, en la casa del pobre las alegrías duran muy poco, y cuando parecía que un problema llevaba camino de solucionarse definitivamente, nos encontramos con que surge otro más sangrante, lo que ha llevado a cientos de vecinos de Las Virtudes a manifestar su queja hacia el ayuntamiento por el insoportable hedor que tienen que sufrir en sus viviendas.

Tal y como desvela El Periódico de Villena esta semana, la situación originada por el mal estado de la estación depuradora de Villena y la nula conservación de la Acequia del Rey ha originado un nuevo episodio de olores sencillamente insoportable, como puede comprobar de primera mano cualquier persona lo suficientemente valiente para visitar in situ la zona afectada.

En teoría, la estación depuradora de Villena, tras depurar las aguas residuales procedentes del casco urbano, debe verte éstas una vez “limpias” en la Acequia del Rey. Y el primer problema surge cuando la depuradora no funciona y vierte las aguas tal y como las recibe de nuestros retretes y lavabos. Para más inri, esas “aguas” podrían circular acequia abajo, pero para eso es necesario que el cauce de la acequia esté limpio y no existan “tapones” que impidan la libre circulación del agua. Lamentablemente esto no es así, y por lo tanto la situación que tenemos consiste en el estancamiento de millones de litros de “aguas” putrefactas a lo largo y ancho de la Acequia del Rey, cuyo mantenimiento y conservación corresponde a la Confederación Hidrográfica del Júcar, cierto es, pero tampoco es menos cierto que nuestro ayuntamiento, preocupado por los graves riesgos sanitarios y medioambientales existentes, algo debería hacer al respecto.

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