Cultura

When the dreamer dies…

“Cuándo mueren quienes sueñan… ¿qué ocurre con los sueños?” Ese es el dilema, el acertijo que se lanza de cara al próximo sábado 20 de abril. Podría tratarse de una exposición plástica del fotógrafo Jero Martínez. Pero del mismo modo que el acertijo presentado no tiene una fácil respuesta, la intervención propuesta por el autor tampoco la tiene. Sabemos que se desarrollará a lo largo de la callejuela que lleva desde la Plaza de Santiago por la calle Oscar Esplá y se cerrará en la calle San Antón. Y sabemos que la obra gráfica expuesta colgará de los muros de la Casa de Cultura, sobre las losas cubiertas de graffitis de toda índole.
When the dreamer dies, what happens to the dream? es uno de los trabajos que el autor desarrolla después de unas intensas vivencias en las calles de Nueva York, de la “capital del mundo”. El trabajo que se presenta: una serie en torno a un cartel comercial y a una frase –la que da título– puede parecer obsesivo por el juego minimalista que supone realizar una serie en torno a una misma imagen que sufre distintas modificaciones. No lo es tanto si nos centramos en la base del trabajo y en el tipo de intervenciones que en él se realizan. Si entendemos como lienzo un cartel publicitario que utiliza como reclamo a una sex-simbol universal. Si entendemos que las intervenciones en el cartel son fruto de su presencia en las calles neoyorkinas, obra de las gentes que conviven con este elemento ajeno a lo largo de días o semanas. Así, del mismo modo que el lienzo en esas paredes se moja, se rasga o sufre los trazos de bolígrafo o spray, también acusa el soporte sobre el que el autor ha decidido individualizarlo.

Hay algo más en esta propuesta sobre la que advierto con tiempo suficiente. La decisión de retornar el trabajo a su fuente originaria: la calle, las paredes cubiertas con pintadas, eslóganes y grafittis. Del mismo modo hay una intención de condensar el mundo artístico-urbano, de crear en la longitud de este espacio un universo efímero a lo largo de más de nueve horas. En el podremos encontrarnos con intervenciones cinemáticas a cargo de Luis Macías, o con actuaciones musicales de distintos músicos y dee-jays, encargados de crear un ambiente único donde contemplar la propuesta plástica presentada, donde convivir con ella. El espacio se metamorfosea a lo largo del día, junto con los sonidos que escuchamos, alrededor de las personas con las que nos cruzamos o con las que conversamos. La excusa de la exposición se convierte en una experiencia, la exposición pasa a un segundo plano, pero al tiempo la exposición retorna porque habla de sí misma, acabamos siendo el decorado perfecto para ella.

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