Yo también soy Pepe Navarro
¡Manda huevos, Pepe! Estando de vacaciones leí en el periódico que habías cambiado los libros por la motosierra. No me lo creí, por supuesto, porque te conozco, porque te he visto dar clases en las aulas, porque veo cómo cada año te desvives por tu colegio, por tus alumnos. Nadie me tiene que contar que te sabes los nombres de todos los alumnos de las Carmelitas, eso lo he visto yo, te veo cada año tratar a los niños y niñas, he visto cómo te quieren, lo he vivido porque me lo han contado mis hijos una y mil veces. No eres, Pepe, un director de colegio, eres El Director. Y te quieren los niños y te quieren lo padres. Te queremos, Pepe, y sabemos que lo estás pasando mal, entre la indignación y la tristeza. Creo saber cómo te sientes, porque me puedo poner en tu piel y sentirme atropellado, como te sentirás tú.
Sé que te dolió en el alma ceder una parte del colegio para una urbanización que parece no llegar nunca y que, cuando ya parecía que se resolvería
otro retraso y mira que lo venías avisando. El saco se ha ido llenando, la paciencia colmando y en la confusión, al mezclarlo todo, se ha nublado la razón y lo han pagado cuatro pinos. Sin restar importancia al asunto, pero sin darle más de la que tiene, podría mencionar los pinos y otras especies de árboles que se talaron hace unos meses justico enfrente, pelillos a la mar, porque la vida sigue y hoy debe ser el primer día del resto de la vida.
Hace unos días tuve ocasión de hablar con una persona que dice ser testigo de los hechos, él y algunas personas más que estaban, según me cuentan, ultimando la venta de los libros de este curso. Vísperas de fiestas, cuando la gente está más pensando en El Chocolatero, tú y esos padres y madres estabais en el colegio dando un servicio, uno más y son cientos de servicios, a la comunidad escolar, a mis niños, a tus niños, a sus niños.
Me decía esta persona que tú no ayudaste a talar ningún árbol, incluso que cuando saliste del interior del colegio ya estaba la patrulla de policía presente, que hiciste lo que hubiésemos hecho cualquiera, quitar el peligro de un pino que no había caído pero que estaba a punto de hacerlo. No sé si cualquiera hubiese ayudado a quitar el peligro, Pepe, de lo que sí estoy seguro es que más de uno y de dos y de tres, hubiésemos tenido la misma tentación de talar los pinos. Nos hubiésemos equivocado, sin duda.
Sé que piensas que la actitud es reprobable, que no apruebas la tala de los árboles, lo sé y consta a todas luces, también sabes de la indignación que tenemos los padres de tus alumnos cuando, una vez más, y van muchas, los accesos al colegio han sido tercermundistas, peligrosos e impropios de una ciudad que aspira a ser grande, moderna y que apuesta por la educación, el progreso y la accesibilidad.
Me duele que, consecuencia de la precipitación de todos, te hayas tenido que ver señalado por un delito que no has cometido. Me considero un demócrata, trato de respetar las instituciones de nuestra democracia y en este sentido, debo decir que me duele ver en el juzgado a un representante político, sea del partido que sea, pues es como si una parte de los ciudadanos de Villena, a los cuales representa, se sentasen en el banquillo. Construyamos el futuro desde el entendimiento.