Cultura

Yo tampoco he leído un libro

No es cierto que yo no haya leído un libro. Ni mucho menos, la duda ofende, al menos a algunos que como en mi caso nos parece incluso motivo de orgullo. Y sin ponerme conservador o con “desafecto a la progresía” que dirían algunos, he de reivindicar la lectura tanto a la juventud como a la infancia como a cualquier otra franja de edad y restar peso y contrarrestar los comentarios facilones de promoción y poco seso con que Melendi nos ha obsequiado desde su llegada a la popularidad. Autor y compositor de sus canciones que ha ganado simpatizantes con su lucha por la independencia discográfica, pero que dista mucho de alcanzar las reivindicaciones sociales que otros músicos han conseguido con su actitud y sus letras.
Contra frases como las pronunciadas, y no sólo por ellas, se hace necesario continuar apostando por actividades como las de Animación a la lectura o los Jueves de Encuento, ¿volveremos a contar con ellas esta temporada?

Y si continuamos con las actividades culturales de la Feria del Campo, también me hubiera parecido oportuno que hubiera mayor diversidad y mayor precisión en la elección, de modo que favorecieran a la feria tanto en promoción como en atractivo; porque aún respetando y disfrutando de las habituales como la exhibición de doma y habilidad de tractoristas, hubo y habrá muchas que suenan a “pegado postizo”, a remiendo de quien quiere aglutinar para hacer ver más grande: hablo de actividades con tan poca asociación con la feria como el Acto del Centenario de José Mª Soler, o el concierto de Luz Casal (mañana sábado en el Teatro Chapí) o las acrobacias de la Compañía Acrobática de Tianjin y su espectáculo “Tianjin Acrobatic Troupe” para el próximo miércoles, también en el Teatro Chapí. Creo que sería mucho más acertado realizar actividades en el espacio que ocupa la feria, de modo que dinamizaran los espacios y fueran motivo de concurrencia. Pequeñas actuaciones, teatrales o musicales, a lo largo de la mañana y la tarde, o animaciones temáticas, podrían ser algunos de los secretos de otras ferias, como la Feria Medieval.

Gracia hizo, eso sí, el trenecito, al menos a mí, quién ya pensaba maliciosamente en esta Villena como en una pequeña ciudad de cuento, donde un trenecito de fantasía nos ayudaba a escapar de las terribles vías del gran tren, para llevarnos a través de nuestras bonitas calles de macetas apadrinadas, hasta el Castillo Medieval y, quien sabe si pronto, llegando hasta la Ciudad de los Primates. Bromas aparte, no cabe otra que felicitarnos y felicitar a la organización por la resolución y el éxito del evento, que se ha convertido ya en un momento más en la vida villenera.

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