Opinión

A micro abierto: Eleuterio Gandía

La plaza de Antonio Machado fue testigo privilegiado de uno de los actos culturales más entrañables, oportunos y justos celebrados en nuestra ciudad

Decía el profesor y poeta Pedro de la Peña que “la poesía es un acto de intensidad humana”; ciertamente lo es, tanto en el momento de su creación, como en las acciones para difundirla y compartirla.

Ayer tuvimos el privilegio de vivir y de sentir la intensidad de la palabra, de la emoción, de la rabia, de la belleza y de todo cuanto Eleuterio Gandía ha ido trenzando en sus versos a lo largo de los años. La plaza de Antonio Machado fue testigo privilegiado de uno de los actos culturales más entrañables, oportunos y justos celebrados en nuestra ciudad durante el presente año. Al inicio, Pepe Ayelo, director de la Casa de la Cultura, destacaba que Eleuterio Gandía es uno de los grandes creadores que ha dado la ciudad de Villena, que nos ha ido sorprendiendo con su obra investigadora y poética a lo largo de los años.

Las numerosas voces que declamaron los treinta poemas del recital y sus actitudes de admiración y complicidad con Eleuterio, añadieron un valor entrañable y humano a la fuerza evocadora de las palabras de este poeta, a los versos de una poesía sincera e introspectiva, de una poética que mira al mundo, a sus grandezas y miserias, que se interpela, que denuncia y que se acrecienta en lo cotidiano.

Una lírica que ha madurado con los años, que se ha sazonado de vivencias y reflexiones, y que ha ido superando aquella “imprecisa propensión al miedo” ―título de uno de los poemas publicados en la revista Al-Tariq que, junto con Aljibe, fue una publicación emblemática de la Villena de los años ochenta―.  Así lo reflejaba: “…Hay verbos que tuve que aprender / y perdonar / para seguir viviendo. / Noches que tuve que olvidar / y que aprender / para escribir un verso…”. Hasta llegar a dibujar versos asertivos y rotundos, versos cargados de certezas, “antes que el olvido / pudiera invadirte / y desaparezcan los recuerdos / más recientes y vivos, / más amados”.

Cabe señalar que con este acto se ha rendido homenaje a Eleuterio Gandía y, al mismo tiempo, se ha hecho justicia y se ha ofrecido el reconocimiento explícito a la poesía y a los poetas, al celebrarlo en un lugar tan emblemático como el barrio de la Constancia, el barrio de los poetas. Tácitamente se ha rendido tributo también a la memoria colectiva y a la recuperación de aquellas voces tan atrozmente silenciadas. Esta plaza y este barrio se abren ahora a nuevas presencias poéticas, a mujeres y hombres que derramarán nuevos versos en el aire de estas calles.

Tras el recital, la concejala de Cultura, María Server, indicaba que “hoy hemos tenido el privilegio de sumergirnos en el mundo literario de un alma excepcional, de una poesía que es el reflejo de la belleza y la complejidad de la vida”.

Al finalizar el acto, Eleuterio Gandía expresaba su satisfacción y agradecimiento diciendo que “ha sido una emoción oír en otros labios lo que en tantas noches de silencio y de insomnio había ido escribiendo”. Conmovido ha citado unos versos de Manuel Machado: “Procura tú que tus coplas / vayan al pueblo a parar, / aunque dejen de ser tuyas / para ser de los demás”, tras los que ha leído con su propia voz otros de sus poemas.

Decíamos al principio que la poesía es un acto de intensidad humana, así lo hemos vivido en este nuevo A micro abierto; una iniciativa que ha sido todo un éxito y que esperamos tenga continuidad en el tiempo con nuevas voces que sigan la estela que ha dejado Eleuterio Gandía.

Por: Lluís Ferri

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