2 de Septiembre de 2010
Ya no sé ni en qué anuario andará aquella columna en la que consideraba que en nuestra ciudad el año termina y empieza en septiembre, con las Fiestas. Mirado así podríamos decir que el PSOE de Villena terminó el año eligiendo a sus representantes y que lo comienza con una nueva ejecutiva. Una ejecutiva que no ha traído los Reyes Magos (que serían del Bando Moro, imagino) sino que ha sido elegida por la suma de sobres entregados.
Así que al fin llegó y lo que tuvo que pasar pasó. Lo que durante cinco meses no pudo resolver la Gestora asignada a tal efecto, lo resolvió la Asamblea del Partido Socialista de Villena. Y la Asamblea resolvió a favor de la lista presentada por el anterior secretario general Carlos Beltrán.
De lo vivido la noche del dos de septiembre por poco festero que resulte tengo el recuerdo de las emociones que sentí en los alrededores de la sede el Partido Socialista, en la Casa del Pueblo. Aquella noche, incapaz de contener la curiosidad sostenida tantas semanas, pedí al equipo de enviados especiales de Epdv que me permitieran acompañarlos. Y allí, junto a ellos, armado de paciencia, contemplé la llegada de afiliados y afiliadas, oí cuando escapaban por las ventanas los aplausos que sucedieron a los discursos de cada uno de los candidatos; escuché los comentarios de unas y otros cuando fumaban (o no) en la calle a la espera del recuento de votos; recogí algunas de las reacciones al conocer el nombre de la ejecutiva elegida, y al fin entré junto al grupo de medios de comunicación al estómago del Partido para presenciar la comparecencia de prensa donde Carlos Beltrán y Fulgencio Cerdán explicaban lo acontecido.
Han pasado doce días desde entonces. Y en Villena han pasado demasiadas cosas: las Fiestas Patronales, poco menos. Doce días he dejado yo antes de sentarme a escribir esta exigua crónica escrita palabra por palabra encima de la que escribí la noche del dos de septiembre. Quizás lo que queda de aquella primera crónica sea la impresión personal de no haber asistido a una batalla, a un Barça-Real Madrid, a un Zapatero-Rajoy, a un SGAE-Internautas. Lo que todavía conservo en la memoria racional y sensitiva, lo que conservo como se conserva aquello que llama la atención, es un clima considerablemente distendido (exento de la tensión propia de la confrontación); es una comedida celebración, alejada de triunfalismo; es una ausencia de revancha, de deseo de venganza, de derrota, de miedo a represalias.
Y sé que lo que recuerdo es mentira, como lo son todos los recuerdos, aunque es verdadero, como ciertas son las primeras impresiones. De lo ocurrido, al igual que a tantas parejas durante nuestras fiestas, se gestará una criatura que verá la luz en mayo durante las elecciones municipales. La semilla ya está en el sitio. El tiempo dirá si es niño o niña, ingeniera o fontanero
, el tiempo cura, es el presente el que no perdona.