El Diván de Juan José Torres

20 de noviembre

Puedo entender que unos padres castiguen a sus hijos por una conducta inapropiada sin dejar de quererles. Se les sanciona para que modifiquen un mal comportamiento, lo cual no significa que se les rechace. Esto mismo pasa con amigos socialistas, que aun reconociendo que ZP no ha hecho las cosas bien apoyan a Rubalcaba. Pero mientras el amor de padres es incondicional y subjetivo, la evaluación de la política debe hacerse siempre con rigor, y si ésta ha desvariado de su órbita, en la que tanto se confió, no hay amor eterno. A mis hijas las querré siempre, hagan lo que hagan; a unas siglas que se fueron de rositas y adulteraron expectativas no puedo darles más crédito. No entiendo tanta estúpida fidelidad.
Zapatero no vio venir la crisis por irresponsable ceguera y cuando le estalló dio un recital de improvisación, decretando y rectificando. Más tarde se reunió con los 36 empresarios más importantes del país, nunca con los representantes de la población activa, siendo el número de trabajadores 23 millones, muchos más que los ricos patrones. Mandando a paseo a los proletarios con una reforma laboral, ampliando la edad de jubilación y el cálculo de pensiones, privatizando empresas públicas, congelando salarios, suprimiendo ayudas y recortando empleos y servicios, dice Sí Buana a una UE gobernada por una derecha que defiende al capital y los mercados. Y comienza una política de ajustes que favorece a los mismos y perjudica a los de siempre. Debió irse ZP con la cabeza alta hace dos años, pero se quedó de esquirol y descompuesto.

Rubalcaba quiere ahora convencernos de que aplicará una política de izquierdas. ¿Por qué no le pegó un tirón de orejas a Zp cuando pudo? Llega tarde y sin crédito, por tanto no voy a votar al PSOE que ha perdido en el camino la rosa, el socialismo y la defensa de la dignidad obrera, y del varapalo que se le avecina tardará décadas en restablecerse. Por otra parte, la mayoría de los votantes van a dar su confianza a Rajoy, ignorando que la estrategia del PP va a ser más de lo mismo. Las mismas consignas de Europa, el mismo mimo a la gran patronal, la misma sumisión a los mercados financieros. Ni en el Cara a Cara del debate se oyeron palabras y propuestas contra la corrupción, el fraude fiscal o la evasión de capitales. Por tanto meter en el mismo saco la incapacidad de gobernar de ZP con la necesidad de cambio es un riesgo confuso.

Porque el problema no está en las políticas de los gobiernos, sino en las estructuras sofisticadas de un sistema económico feroz, depredador, injusto, donde ya no se sostiene el viejo slogan de igualdad de oportunidades, sino uno más salvaje: sálvese quien pueda, y quien no, que se joda. Deben establecerse políticas que frenen tanto atropello, descontrol e impunidad. Ni las barbas de Rajoy están dispuestas a semejante esfuerzo, y me temo que rescatar del paro a 5 millones de españoles será faena utópica, a no ser que los nuevos contratos laborales sean de 500 euros de salario y sin protestar, que hay cola. Ya lo ha dicho el líder popular: los convenios serán particulares. Los que dicte la empresa.

Mientras tanto que nadie piense que los recortes sanitarios, educativos o en asociaciones socio-sanitarias van a menguar. Todo lo contrario, todo sea para mayor beneficio del especulador de turno. Pronto veremos los copagos en los servicios públicos para escarnio del bolsillo. Así las cosas, con el añadido de una Ley Electoral injusta, donde PNV o CiU tienen más escaños que IU cuando esta formación les triplica en votos, mi voto es decidido y público. Votaré a IU porque viene luchando durante años lo que ahora reivindica el 15 M. Voto indignado y rebelde.

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