Apaga y vámonos

A contracorriente (II)

Al igual que hace no mucho, y frente a una opinión mayoritaria, me mostré a favor de mantener, e incluso ampliar, la zona azul en nuestra ciudad, hoy vengo a manifestarme, también en contra de lo que parece ser la opinión pública –quizá mejor publicada–mayoritaria, a favor del proyecto de carriles bici de nuestra ciudad.
Seguramente se pueda hacer mejor, no seré yo quien lo discuta. Y también tendrá todo más sentido cuando la red esté completa y desaparezcan esos tramos aislados que ahora asoman en medio de cualquier lugar sin sentido aparente alguno, por supuesto. Pero a mi entender, el alud de quejas de estos últimos días me parece un tanto excesivo y, en muchos sentidos, injustificado.

Puedo entender algunas quejas concretas respecto a la eliminación de plazas de aparcamiento, fundamentalmente en la zona de Pintor Juan Gris, aunque no obstante ese problema va a tener solución en unos meses con la habilitación de una nueva zona de parking en los terrenos de Adif, junto al futuro parque canino. En cualquier caso, nada que no hayamos vivido ya con anterioridad en otras zonas de la ciudad. Y por supuesto, me parecen del todo injustificables las quejas referidas a la zona de la Constancia, donde cualquiera puede aparcar a 30 metros de su casa sin problema alguno. Y si a alguien le duele en el alma no poder aparcar en la misma puerta de casa, un espacio “reservado” y respetado durante años por los vecinos, pues que se pague un vado, como hacemos el resto de hijos de vecino.

¿Que hay otras prioridades para invertir en la ciudad? Pues seguramente, como también las había en otros momentos, aunque el gobierno se turno prefiriera invertir en un polideportivo, un teatro, una plaza de toros o una piscina cubierta deficitaria y que hiciera competencia desleal a Apadis y todos los gimnasios de la ciudad. En eso consiste precisamente la política, en priorizar, y del mismo modo que unos llevaban en su programa electoral hacer una plaza, otros llevan ahora construir la red de carriles bici, proyectos todos ellos legítimos por cuanto estaban anunciados con anterioridad y suponen un compromiso con su electorado. Eso sí, a votar se va leído, que luego no valen los lloros.

Finalmente, me llama la atención la coletilla esa de que “en Villena no hay cultura de bici”. Obviamente y por desgracia, señora, estamos a años luz de muchas ciudades españolas y europeas, ciudades en las que, casualmente, hay menos sol y llueve más que en la nuestra, y sin embargo el uso de la bicicleta y el transporte público está inmensamente más arraigado que aquí, donde cogemos el coche hasta para ir a mear, cuando vivimos en una ciudad que se cruza de punta a punta en 20 o 30 minutos andando. Ojalá algún día tengamos esa “cultura” de la bici, algo para lo que –es de cajón– algún día había que empezar a trabajar, y eso es ni más ni menos que lo que está sucediendo ahora en Villena.

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