Accesos de AVE
Pues llevo ya un buen rato dándole vueltas desde que escuché las declaraciones radiofónicas del alcalde de Villena Francisco Javier Esquembre, hasta que sentado en el despacho agarro uno tras otro los diccionarios buscando y sin encontrar el juego oportuno para la palabra acceso en su acepción médica.
Es decir, la cuarta según el Moliner: aparición súbita de cierto estado físico o moral; o la quinta más una en el de la academia: acometimiento o repetición de un estado morboso, periódico o no, como la epilepsia, histerismo, disnea, neuralgia, etc. Entenderán, no obstante, queridas personas, que con tanta explicación ya he fastidiado el chiste. En fin, como no quiero fastidiar mi estatus de opinador o tertuliano no voy a adentrarme en datos que se pueden fácilmente encontrar en los enlaces que enriquecen la presente columna.
La cuestión es que la única esperanza por limpiar el estatus de fantasmal a nuestra novísima y preciosa estación de AVE, los argumentos de peso para que estos veloces trenes mantuvieran o aumentaran el número de paradas en nuestra ciudad, parecen diluirse como nos ocurre con el recuerdo de un sueño a medida que avanza la mañana. Y es que al parecer por hache o por be no terminan de cuajar las propuestas de tomar nuestra estación como lanzadera hacia Benidorm y Torrevieja: una opción que multiplicaría por mil el sentido mismo de la estación villenera y que repercutiría en nuestra ciudad tanto en el consumo de aperitivos, cafés y refrescos de las máquinas expendedoras de la estación, como en lo derivado de las visitas tipo turismo de interior a las que dichas poblaciones se comprometían a recomendar a sus turistas.
El problema, parece ser una vez más, se llama nefasta accesibilidad. Y no deja de ser de chiste si se piensa que la moderna estación se puede ver sin dificultad desde la Autovía del Mediterráneo, esa que se construyó atravesando incluso nuestra montaña y que se intentó aligerar sin éxito con cientos de millones bifurcándola hacia Alcoi, y esa que se sitúa en la parte baja de la tabla de inversiones de mantenimiento por parte de Carreteras del Estado pese a la sobresaliente densidad de tráfico que alcanza. Pues sí, desde la autovía se puede ver la estación, pero otra cosa es llegar hasta ella: yo mismo hace unos meses tuve que conducir hasta allí de noche para recoger a mis padres y no les cuento mi impresión; también les dejo a ustedes que cuando vivan la experiencia imaginen cómo debe vivirla alguien que no conozca nuestro término municipal.
Pero a nadie allá afuera: ADIF, Generalitat, Ministerios, parece importarles lo más mínimo nuestro problema con los accesos. Y tampoco es de extrañar: no les ha importado vernos hacinados en los trenes regionales, ni escuchar nuestras necesidades de trenes de cercanías, ni siquiera ha hecho sonrojar a nadie allí ver cómo unos cuantos millones de euros llamados estaciones de AVE se han convertido en un breve período de tiempo en Estaciones Fantasma. Y mientras, aquí en Villena, padecemos el Acceso del AVE, como seguimos padeciendo el resto de accesos, como por ejemplo el Acceso del Soterramiento.