Ahora toca lo que toca (y lo pasao, pasao)
Ya sé que si ustedes han visto esos programas de televisión con colaboradores tan incuestionables como Mario Conde, o si recuerdan joyas como la teoría del ácido bórico de Pedro J. Ramírez y Jiménez Losantos a raíz del desgraciado 11-M, no será necesario que les advierta de lo que nos queda por tragar hasta que se celebren los próximos comicios locales y autonómicos.
Ante tal evento, me llenaría de orgullo poder decir que en mi municipio no nos andamos con malas artes, acusaciones infundadas, medias verdades y demás argucias propias de espíritus fuleros, oportunistas o inclementes. Triquiñuelas que por su propia definición batallan en un terreno alejado del verdadero espacio de competición, y por lo tanto observan objetivos que nada tienen que ver con los deseables: Villena. De acciones que pretenden ganar el voto de la ciudad desacreditando a sus oponentes en lugar de hacerlo por méritos propios. Por tal motivo hoy será la última vez que citaré al señor José Antonio Sánchez si ese es su verdadero nombre como aquella fue la última que cité al todavía hoy forero/a solnaciente, quien continúa emponzoñando al amparo del anonimato y la falta de respeto. Hoy voy a nombrar por última vez al señor (o señora) Sánchez a raíz de ciertos comentarios que he ido escuchando acerca de sus opiniones.
Y lo voy a nombrar porque me llegan muchas conclusiones al respecto de sus columnas: un hilván de medias verdades y conjeturas de cubero cuya única finalidad es despreciar, desacreditar e insultar a todos los grupos políticos de la oposición. Al respecto me gustaría romper una lanza a favor del Partido Popular. Porque me niego a pensar que dicho partido, en la posición en la que se encuentra y en la que apuntan las encuestas privadas, se rebaje hasta el punto de asociarse con dichos textos para comenzar su campaña. Me niego a enlazar al señor Sánchez con el PP local, porque hacerlo supondría pensar que esta agrupación está carente de ideas, que la ciega la ambición, que está falta de autoestima, que teme la competencia, que está resentida y busca venganza.
A nadie le interesan estas amistades. A nadie debería interesarnos tener cerca voces cuyo odio, cuyos traumas, se ocupan más por la retaguardia que por la vanguardia. Es cierto que ahora toca lo que toca: ganar las elecciones. Pero no es menos cierto que el único objetivo de esta victoria es desarrollar una gestión, realizar unas actuaciones, que vayan en beneficio de Villena, que preparen el camino hacia el futuro. Por tanto, perder el tiempo en acabar con los competidores, no es más que dejar de hacer el trabajo para el que nos hemos comprometido; y en su lugar sembrar odio y desconcierto con la esperanza de que los beneficios, caiga quien caiga, incluso la misma fe en el proceso democrático, caigan en casa.