Vida de perros

Al hilo

Es natural que una persona pase desapercibida cuando no ocupa un puesto de relevancia ni se dedica a hacer manifestaciones públicas. Así entre sombras una persona puede pasar meses o años, quizás toda una vida. Incluso pese a haber sido destacada o nombrada en algún medio público debido a alguna circunstancia extraordinaria, existen muchas posibilidades de que en un corto plazo esa persona pueda volver al calor de su intimidad, anonimato, escondite.
Es diferente en cambio lo que ocurre cuando uno queda digamos totalmente expuesto a la luz pública. Al quedar desnudo ante todas las miradas, sea por el motivo que sea, hay que ser consciente de que los juicios a los que será sometida llegarán desde cualquier costado. Y así, dejando de lado el desafortunado incidente entre concejal y asesor, obviando el hecho en sí, comienzan a aparecer aquí y allá una serie de preguntas que podrían resumirse en una: ¿Qué hace un Asesor de Ocio?

La ciudadanía de Villena se pregunta por qué necesitamos un asesor de ocio, para qué sirve, qué ha hecho hasta el momento, qué planes tiene para el futuro, quién es, cómo se le evalúa, a qué población, colectivos o actividades se dedica, qué criterios –curriculares– llevaron a su designación. Seriamente podríamos preguntar sobre la diferencia que existe para la ciudad entre contar con un Asesor de Ocio y no contar con ninguno. Una cuestión que se respondería rápidamente si pudiéramos disponer de un informe mínimamente detallado del trabajo que ha desarrollado para la ciudad en relación con la remuneración económica que ha percibido a cambio.

Al hilo del cuestionamiento sobre la figura del Asesor de Ocio nos encontramos con la columna de Isabel M. Forte y con la carta que Rosa Pascual envió al director del presente medio la pasada semana. Ambas opiniones ponen de manifiesto la debilidad que sufren tanto el área de Juventud como la de Cultura –áreas de Ocio si lo prefieren–. Al respecto desgraciadamente no sólo podemos responder que Villena cuenta en su plantilla con profesionales dedicados íntegramente a tales asuntos, sino que además debemos de decir que también contamos con un Asesor de Ocio cuyas funciones, mientras nadie diga lo contrario, como la definición del cargo, indica deberían estar ligadas a mediar y solucionar la problemática que padece nuestra ciudad en el área de Ocio.

Obviamente para muchas personas esto no es así. Y tal y como decía al principio puede parecer que quizás no sea el momento más oportuno para sacar a la palestra la figura nombrada. Pero tal y como decía al principio, y eso es algo que el personal de justicia conoce demasiado bien, cuando algo queda expuesto a la luz puede que además de mostrar sus partes más destacadas muestre también aquellas que tamiza la oscuridad.

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