Al trabajo con alegría
Finalizadas las fiestas, Villena se sumerge de nuevo dentro de la boca del lobo, tan oscura como el pedernal. El fantasma aterrador de la gris y cotidiana vida de Villena en invierno, ya va rondando por las calles. La verdad es que se nota, o al menos lo noto yo, tan sólo tras unas horas después de terminar las fiestas, ahora llamadas la fiesta por los eruditos que realmente saben de esto.
Que Villena se vuelve mustia durante el precipicio de septiembre puede que sea tan sólo la opinión de un columnista sonado, pero es un hecho cierto y comprobado que los de Villena sufrimos a partir de ahora y durante varias semanas una verdadera cuesta arriba. Me estoy refiriendo a la cuesta en el sentido que se aplica al alto coste y dificultades económicas de la vida. Llegamos a septiembre con el bolsillo hecho un estropajo a causa de las vacaciones de verano, que en realidad ya se presentaron maltrechas por el esfuerzo que hicimos en el último puente. Sin saber ni cómo ni de dónde pagamos las cuotas de festero, los trajes de las escuadras especiales, los maquillajes, el alquiler del local de la peña, el vestido de fiesta para la noche del día 4, otras muchas cenas, comidas, aperitivos, cubatas
Menos mal que ya no hay toros, porque las entradas cuestan un pico y como estamos en fiestas somos capaces de ir a todo lo que nos echen.
En cualquier caso suma, suma y sigue sumando. El día 10 hay que pagar matrículas, libros y otros materiales fungibles de guarderías, colegios, escuelas, institutos y universidades. Hablando de SUMA y antes de que puedan tomar aire les recuerdo que el Impuesto sobre Bienes Inmuebles, la contribución de toda la vida, ya se encuentra en periodo de pago voluntario. ¿Recuerdan la flagrante y desmesurada subida con que nos obsequió el último gobierno del Partido Popular? Sí hombre, aquella por la que los socialistas pusieron el grito en el cielo con toda la razón. Exacto, me refiero a aquella subida que han mantenido los que se daban golpes en el pecho. Pues sí. El IBI también hay que pagarlo ahora.
Menos mal que tenemos trabajo, nos consolamos los incautos. A lo mejor no todos tenemos el trabajo soñado, no todos podemos ser concejales, ni diputados provinciales, pero al menos cada cual tiene un modo digno de ganarse la vida. O al menos podemos aspirar a ello con razonables posibilidades de lograrlo. Decía el humorista useño Bill Cosby que no hay trabajo indigno, que en todo caso la dignidad o indignidad dependen de cómo se realice éste. Los datos sobre el paro en Villena, en España, habría que analizarlos de otro modo, con rigor y seguramente sin frivolizar como yo estoy haciendo en este artículo, pero es un dicho no carente de verdad aquello de que querer es poder, y que por lo tanto quien quiere trabajar lo hace.
Además es digno destacar que esto del curro es lo único por lo que nos pagan; por todo lo demás pagamos, y dicho sea en términos absolutos y sin excepción que confirme esta regla. En consecuencia de todo esto, si queda claro que la mayoría tenemos que trabajar para vivir con dignidad, lujos superfluos y demás hábitos de consumo que hemos adquirido aun a costa de la inteligencia que debería distinguirnos de las bestias, trabajemos entonces con alegría.
Cada cual tiene su propio concepto del trabajo, que es filosofía y praxis. Cada cual lo según le va, pero no hay mejor manera de comenzar un día que llegar al trabajo silbando.