El Volapié

Presión fiscal contra todos

¿Qué credibilidad puede tener un gobierno que –por ejemplo– afirma no haber podido impedir la aplicación de la sentencia de Estrasburgo contra la Doctrina Parot y que al mismo tiempo es incapaz de hacer cumplir las sentencias sobre la enseñanza en castellano en Cataluña?
¿Cómo se puede confiar en quién argumenta que ha tenido que subir los impuestos por imperativo –incumpliendo el programa electoral– y a la vez exige a sus diputados disciplina de voto en cuanto a la ley del aborto, precisamente invocando la promesa electoral? Y que conste que estoy en contra, aunque los abortos no se pueden impedir con prohibiciones sino ofreciendo garantías de Justicia Social.

El Gobierno de España –PP en mayoría absolutista– presentará este mes la reforma fiscal que se aplicará de un modo progresivo entre este año y 2017, año del Centenario de los Salesianos en Villena. Los “pps” más radicales, los que ostentan cargos remunerados y quienes aspiran a ostentarlos en las próximas elecciones europeas y municipales, son los defensores a ultranza de la mejora en la economía, porque los primeros son inmunes a la asfixia fiscal y los demás deben vivir sin que les afecte, como buenos “hinchas”.

Lo cierto es que esos pequeños cambios que han ido produciéndose con distintas leyes, están incrementando la presión fiscal en todos los tributos. No se espera una nueva subida en el tipo general de IVA, pero se eliminará el IVA reducido de muchos productos, que pasará del 10% a un 21% –por ejemplo– en artículos relacionados con la sanidad, como las lentillas y gafas graduadas o las vendas y cosas por el estilo. Esto será para recaudar mil millones de euros que hacen falta para sostener al régimen. Montoro hizo la promesa de rebajar el IRPF hasta llegar a valores de 2011, pero dependiendo del cumplimiento de los objetivos de déficit. El ínclito ministro también prometió reducir las cotizaciones en un punto el año pasado y otro en este, pero ya se sabe que mintió aumentándolas.

Más. Según la LPGE 2014 aumentan las bases de cotización –un 5% las bases máximas y un 2% las mínimas de los autónomos, que pasan de pagar 256,72€ a 261,83€– e incluye otra lindeza que afecta a más de un millón de autónomos –aquellos que tienen contratados a 10 o más trabajadores y a los que tengan una sociedad aunque no hayan contratado trabajadores– que tendrán que pagar al mes 314,40€.

Con la reforma del impuesto de sociedades, las compañías perderán la mayoría de deducciones con la recaudación prevista de seis mil millones de euros por este concepto.

Además, a finales de año se aprobó mediante un decretazo el aumento de cargas sociales para las empresas porque se obliga a la cotización de conceptos como los tickets de restaurante, los planes de pensiones, seguros de salud, pluses de transporte y otras partidas que estaban exentas hasta ahora y que, en la práctica, afectarán directamente a los trabajadores, porque al incluirlas en su nómina les aumentará el bruto anual y esto puede conllevar un cambio de tramo.

Esto último será para que los ingresos extra sean de cien mil millones de euros que se necesitan para que el sistema pueda salir a flote, y todo porque nuestra casta política ha mostrado total irresponsabilidad civil y penal del despilfarro sistemático y del saqueo de las arcas públicas.

Que las cifras macroeconómicas apuntan en buena dirección es cierto, pero no es menos cierto que la realidad es pasmosa: Menos prestaciones a cambio de mayores impuestos y menos paro a costa de salarios de miseria. ¿Cómo vamos a creernos sus perspectivas para 2015 si ya no podemos respirar?

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