Vida de perros

Antípodas

Anuncia Onda Cero Yecla un programa especial. Lo extraordinario de este espacio radiofónico es que contará con la presencia de Don Juan Miguel Benedito, alcalde de la ciudad vecina. Pero ahí no acaba la cosa, no se tratará sólo de una entrevista donde periodista e invitado hablan acerca de los problemas de la ciudad y de las soluciones que se van adoptando. No.
El planteamiento va más allá: el programa ofrece un turno de preguntas abierto a la ciudadanía para que en primera persona planteen dudas y sugerencias a la máxima autoridad de su ciudad. No sé, queridas personas, cómo lo verán ustedes, cómo reciben este juego o cómo se les queda el cuerpo al comparar ese escenario con el de nuestra ciudad. Yo particularmente, al escuchar el anuncio del programa, he sufrido un lapsus geográfico y he conjeturado que Yecla se encontraba allá, en Australia. Luego me he recuperado. He vuelto en mí, he entendido que lo que se encuentra en las antípodas no son estas ciudades sino el modo de hacer de cada una de las autoridades.

Las antípodas distancian y enfrentan dos personas, cosas, ideas o lugares que están diametralmente opuestos. En las antípodas están por ejemplo el color blanco del color negro, la razón de la pasión, el arte y el dinero; también en las antípodas está la decisión de este semanal de incluir entre sus páginas una sección taurina y mi opinión acerca de tal inserción. Respecto a tal asunto yo me siento catalán, pero de los catalanes que exigen la prohibición de cualquier espectáculo o celebración que incluya maltrato o vejación sobre cualquier ser vivo. Y si El Periódico de Villena decide incluir la Revista Taurina en sus contenidos, yo decido tras un par de ediciones de tregua manifestar mi desagrado por tal decisión y mi disconformidad con tales páginas. Ya está dicho y no hacen falta más palabras, sobre el asunto se ha hablado bastante, están las cartas de cada juego sobre el tapete.

O sea, que volvemos al tema de los puntos encontrados, o de desencuentro. Tomemos esta vez el referido al neologismo de moda –el personal se ha puesto las pilas y nos llueven nuevos palabros desde todos los ángulos–: la cristianofobia. Y encontramos que la última acción que ha traído el término a colación ha sido la resolución judicial que ordena la retirada de crucifijos de las aulas de un colegio leonés. Tal vez las posiciones a favor y en contra estén en las antípodas, pero desde luego no lo está la decisión judicial respecto a la coherencia. Creo que si somos capaces de tomar distancia, cabría plantearse una imaginaria situación donde no hubiera cruces en las aulas y un grupo quisiera ponerlas. A veces el ¿Por qué sí? responde al ¿Por qué no?

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