El Volapié

Anuario fotográfico

Como no les falta razón a aquellos que afirman que una imagen vale más que mil palabras, llegado el momento de rendir cuentas por estar a punto de caducarse este año, voy a presentarles un resumen de fotografías sin las cuales me resultaría imposible cuadrarlo, hacer que junte las manos, levante la cara y se preste para recibir la estocada.
En la primera fotografía puede verse a Zapatero muy sonriente, casi descojonado, sentado entre políticos y frente a unos periodistas hablando de la preocupación que siente su amigo Sarkozy por la bonanza de la economía española, a niveles ya muy cercanos a los buenos indicativos franceses.

En la segunda instantánea se le puede ver en Roma con cara de pánfilo ante un atril escuchando como el Presidente de la República Italiana le da plantón después de desearle que el Papa lo haya bendecido bien porque con él no se va a reunir. En el pie de foto se explica que ZP –que es especial– ha sido el primer jefe de gobierno que ha quebrantado el secular protocolo que dicta que no se puede aprovechar la visita al Jefe del Estado Vaticano para cumplir con el de Italia.

Otra foto curiosa es en la que aparece el Ministro del GAL sentando en su poltrona con media sonrisa y sefardita frotar de manos, esperando a ver cómo pasa por delante de su casa el entierro político del Maquiavelo de León. Tras el féretro en primer plano, se observa la desbandada general de todos los que ahora todavía le ríen las gracias.

Una imagen de rompe y rasga la protagonizan el director de un colegio público requiriendo el correspondiente permiso a los padres de una alumna que se marcha de excursión, mientras que los progenitores A y B le responden que no podrá irse de viaje con las otras niñas porque se encuentra indispuesta abortando sin necesidad de haber pedido permiso.

En la misma secuencia se suceden los rostros de los cien mil -100.000- bebés asesinados legalmente en este 2010 mientras se gestaban en los vientres de sus madres, clamando algo de atención y siendo conscientes de que nunca podrán provocar la misma compasión que las setenta mujeres muertas a manos de sus maridos, queridos o similares. Para ellos no hay teléfono de la esperanza ni existe el amparo de la ley, la misma ley que paradójicamente les reconoce el derecho de herencia antes de nacer.

La última foto no existe más que en mis sueños y en ella aparece un gobierno en pleno, congreso y senado, cortes varias y diputaciones diversas, ayuntamientos y concejos, ellos y ellas debidamente arremangados y empuñando picos, palas y azadones para aportar su granito de arena en las tareas de sacar a España de la brutal crisis económica y de valores en la que se halla sumida, buscando con afán la reconciliación entre los españoles y logrando justicia social y paz para todos, libertad para quien se la merezca y la deshonra y el destierro para los traidores.

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