La puesta en marcha del Plan de Dinamización del Producto Turístico es, sin ningún género de dudas, una gran noticia. Perseguido infructuosamente durante algún tiempo, fue en 2006 cuando nuestra ciudad consiguió beneficiarse de este proyecto, que nos proporciona ayudas económicas de origen estatal y autonómico del orden de 1.350.000 euros, que sumados a los 666.000 euros que aporta el propio ayuntamiento, dan un total de 2 millones de euros (unos 320 millones de pesetas) destinados a potenciar la infraestructura turística local de aquí a 2010.
La musealización del Castillo de la Atalaya y la creación de un centro de interpretación y recepción de visitantes del monumento, así como otro en el futuro museo de la Electro-harinera, la renovación y mejora de la señalización turística o el acondicionamiento del espacio entre el nuevo aparcamiento del Vial de Las Cruces y el Castillo son sólo algunas de las acciones que se van a llevar a cabo con la primera anualidad del plan, lo que da una idea aproximada de la envergadura de este proyecto, cuya culminación supondrá un auténtico salto cualitativo en nuestro sector turístico, lo que redundará en beneficios para la hostelería local implicada al 100% en este proyecto a través de su asociación, ASHOVI, el comercio y en general todos los sectores económicos de la ciudad.
El lento pero inexorable declive de la industria tradicional villenera en especial del sector calzado otorga aún más valor al Plan de Dinamización Turística, puesto que viene a impulsar la necesaria transformación de Villena en una ciudad comercial y de servicios, potenciando su oferta y favoreciendo la toma de otras medidas necesarias como la recuperación integral de nuestro casco histórico para conseguir atraer a cada día más visitantes, con mayor poder adquisitivo y con estancias de mayor duración.
Sin dejar de lado la importancia del sector industrial, cuya potenciación viene de la mano de otros proyectos, como la construcción de polígonos industriales y el llamado Puerto Seco, capaces de atraer la inversión y convertir a Villena en un enclave logístico de primer orden, ha llegado la hora de apostar decididamente por la potenciación del sector terciario, lo que es propio de sociedades avanzadas y modernas, dotando a Villena de los mejores recursos posibles para competir en pie de igualdad en un entorno cada vez más especializado y difícil.
Con el Plan ahora puesto en marcha, tenemos una oportunidad de oro para dar ese salto que tantos años venimos esperando. Sólo cabe desear el mayor de los éxitos a los responsables de su gestión, porque sus aciertos nos beneficiarán a todos.
