Apaga y vámonos

¡Árbol va!

Casualmente, los famosos “100 días de gracia” que se dan a todo nuevo gobernante tras unas elecciones vienen a coincidir en Villena con ese hito temporal que denominamos “después de fiestas”, una especie de limbo que nos permite retrasar todas nuestras obligaciones y posponer cualquier balance o decisión hasta una vez finalizado el clímax festero.
Seguramente a más de uno –como esas personas que ahora salen de almuerzo y comida los domingos, acompañados por supuesto de banda de música y traca de petardos, para alegría de todos los que intentamos dormir el único día que podemos hacerlo como Dios manda– le gustaría que las fiestas no terminaran nunca, para así poder seguir refugiándose en el comodín de los 100 días, pero me temo que las cosas no siempre son como queremos.

Obviamente, es prontísimo para valorar el desempeño del actual equipo de gobierno, que tiene casi cuatro años por delante para demostrar de lo que es capaz –o incapaz–, pero sí que es cierto que hay ciertos departamentos que parecen estar haciendo aguas, así como algunos tics que animarían a la risa de no ser porque lo que está en juego es la correcta gestión de los impuestos de los contribuyentes.

Una de las concejalías más cuestionadas en este arranque de curso es la de Medio Ambiente y Parques y Jardines. Desde aquella esperpéntica tala de los árboles monumentales de la carretera de Yecla –notificada con antelación e ignorada por los responsables municipales, que podían haberla evitado fácilmente–, la sucesión de contingencias con los árboles ha sido continua, con caídas de ramas o la definitiva pérdida de ejemplares de todo tipo y en toda ubicación. Mientras tanto, se siguen secando árboles en la pinada Galbis o el parque de Martínez Olivencia, y el concejal Molina admite que lleva dos años de atraso en la elaboración del censo que permitiría proteger mejor a los ejemplares más valiosos de nuestro patrimonio arbóreo.

Más grave me parece, sin embargo, la falta de autocrítica alguna en cualquier circunstancia, como culpar de la caída de los árboles de Ronda Estación a quienes urbanizaron la zona hace 20 años –¿y los 19 años que han estado estupendos los árboles, qué?– o pretender remontar el estropicio de los recibos no girados ni cobrados en el mercado al gobierno del PP, cuando la propia documentación del ayuntamiento señala que hasta 2011 está todo liquidado. Es decir, que fue a partir de la llegada del tripartito –con una concejalía de Mercado que primero estuvo en manos de la verde Virtudes Hernández (la segunda mitad de la legislatura la ostentó Juan Carlos Pedrosa) y una concejalía de Hacienda verde en todo momento (primero David Molina, después Francisco Javier Esquembre)– cuando se produjo un desbarajuste tremendo, con el resultado de un mínimo de 250.000 euros sin cobrar, en medio del mayor ajuste presupuestario de la historia reciente de nuestro ayuntamiento.

El recreo ha terminado, queridos y queridas concejalas. A partir de ahora ya no hay excusa que valga.

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