Arracadas y otros premios
Podríamos iniciar esta conversación diciendo tranquilidad, hay para todas, hay para todos, pero será mejor comenzar con buen pie y no abandonarnos al liberador sarcasmo, a veces tan terapéutico como necesario. Ayer se celebraba el acto donde se concedió la Medalla de oro de Villena al Instituto de enseñanza secundaria Hermanos Amorós, coincidiendo con la celebración de su quincuagésimo aniversario. Historias populares aparte (ya nos habéis explicado el motivo de que vuestras sillas pudieran quedar vacías, si se diera el caso), se podría decir que con la entrega de esta medalla se inaugura la temporada de premios de invierno.
Logro, también sea dicho, tras declararse desierto el concurso de diseño de la portada de la revista Villena. Y en este caso, cuando se dice desierto es casi, casi, la mejor explicación a que solo haya concurrido un trabajo en este concurso. ¿Será que ya no quedan ideas? ¿Será que no se ha promocionado bien la convocatoria? ¿Será que las personas destinatarias están cansadas de realizar un trabajo que solo en el caso de ser elegido reportará una remuneración que no compensa el esfuerzo? ¿Quién sabe? No sería el primero de los casos en los que el único interés que existe para convocar un concurso es el ahorro económico y el ahorro de trámites administrativos. Si tuviera que opinar al respecto diría que he visto concursos mucho más ruines, pero también he visto otros que enaltecen a quien convoca y a quienes participan. Aquí en Villena, como el dinero lo queremos para meterlo a un depósito, no tenemos que ir dando de comer a artistas de cualquier rama.
El caso es que también comenzamos a conocer los nombres de las personas y asociaciones que están siendo presentadas para hacerse con las Arracadas de Oro que concede nuestra ciudad desde que el equipo de gobierno pensara que era un hecho necesario. Las Arracadas, con menor dificultad para encontrar candidaturas que los nichos del Pabellón de Ilustres, se asoman cada año con dos tres candidaturas por modalidad que curiosamente suelen traer alguna que otra polémica. Cuestión esta que achacaría a la necesidad de que la presentación a tal honor lo realice una persona o un grupo de personas que hable de los méritos de tal ser o de tal grupo de seres. Así que podríamos decir que el trabajo para tal asunto queda al criterio o las ganas de trabajar de cualquiera ajeno a la organización. Y si tal persona ha destacado en el ámbito nacional digamos en el mundo del café o del jamón, pues no resulta meritorio salvo que a alguien se le ocurra nominarla. Pero bueno, Arracadas quedan, y aunque el interés que generan sea más bien escaso, siempre le queda la posibilidad, querida persona, de que quizás algún día alguien se acuerde de usted y una de esas figuritas acabe encima de la estantería de su televisor.