¡Arriba España!
Comienza un nuevo campeonato del mundo de selecciones nacionales. Este de Alemania 2006 será posiblemente el último en el que no participen las selecciones nacionales de Cataluña, Euskadi y Andalucía. Para que esto sea una realidad, confiemos en que con un poco de suerte ZP se perpetúe en el poder como hicieran Manuel Fraga, José Bono y Jorge Pujol, o como disfrutan en la actualidad Rodríguez Ibarra y Manuel Chaves, que conociendo al sabio electorado español se me antoja como algo seguro. Con una segunda legislatura capitaneada por ZP, esto que parece de chiste se logrará en medio del clamor de Catalanes, Vascos y Andaluces, que los caminos de Jesús de Polanco son inescrutables pero certeros. Ya veremos si se luce el dinero que dicen se ha gastado el ínclito magnate de la propaganda en el patrocinio de las camisetas del combinado nacional español: 600.000 euros. La zamarra nacional luce por una de sus caras el logotipo de una de sus cadenas de televisión y por el otro el emblema de la caja de Montilla, que ha costado varias veces más. Se los irán turnando en el haz y el envés en función de la importancia del rival de tanda. Cara inversión para el pobre resultado, me parece, aunque alguna explicación lógica tendrá
Cuando comenzó el mundial de 1998, durante una rueda de prensa un periodista preguntó a Javier Clemente qué esperaba de la selección. Lo de siempre, respondió el entrenador vasco. En octavos de final para casa, concluyó su respuesta contundentemente. En la siguiente convocatoria, Corea-Japón 2002, como aciago presagio de la política de ZP (por si no se aprecia lo suficiente especificaré que esto va de coña) y poco después que éste ordenase la retirada de las tropas españolas destinadas en la guerra de Irak, la selección sucumbía frente a Corea. Bien es cierto que sufrimos un incalificable arbitraje del egipcio Al-Gandhul y que los heroicos caídos hicieron lo propio en cuartos de final, la mejor actuación de la selección española en un Mundial desde Brasil 1950, del que todos recordamos el gol de Zarra contra la pérfida Albión, aunque apenas sirviese para el cuarto puesto que se consiguió al final.
La mayoría esperamos muy poco para esta edición que ahora comienza. O mejor dicho, nos hemos puesto en la situación del Clemente que citaba antes. No creo que lleguemos a nada más allá de lo normal. Lo natural sería que los nuestros tomasen el vuelo de regreso en octavos de final. Más todavía cuando el seleccionador nacional, Luis Aragonés, ha comenzado cometiendo errores de bulto en la convocatoria. Morientes nunca debió faltar en este campeonato y sin embargo, Raúl ¿Qué pinta en esta competición el acabado Raúl?
En el fondo todos albergamos una esperanza de que este sea el año, de que por fin suceda un éxito de renombre para nuestra selección nacional de fútbol. Una hazaña que nos recuerde las leyendas tradicionales españolas y que sirvan de revulsivo a nuestra apatía patriótica. Imagínense a la selección consagrándose como campeona del Mundo, como cuando vencimos en los Juegos Olímpicos del 92 con el campo del separatista Juan Lapuerta repleto de banderas de España por una vez y que no ha sido precedente, como cuando Arancha y Rafa Nadal nos entusiasmaron en París, como cuando Fernando Alonso pasea victorioso la bandera española de su casco por todos los circuitos, como todo esto pero elevado a la máxima potencia. ¡España, España!...
Pero España siempre hace lo mismo en Eurovisión y en el Mundial. En Eurovisión cuartos por la cola y en el Campeonato del Mundo no alcanzamos nada más allá de cuartos de final.