Atado y bien atado
Se darían cuenta los queridos lectores de la guasa que llevaba el cierre de mi columna de la semana pasada. Lo de la plaza de toros va a ser un camino de rosas colmadas de espinas.
Nada espinosa es mi amistad con Luis Geras, fuente inagotable de inspiración desde hace la pila de años. Unas veces inspiración y otras tantas instigación, este gran amigo lleva la tira de tiempo pidiéndome que les cuente a todos ustedes un suceso sobrenatural que me sucede de tarde en tarde: El Caudillo se me aparece en sueños. Se me aparece y se sincera conmigo. Unas veces estamos en la típica y sórdida oficina tipo Amar en tiempos revueltos, y me ordena fusilar a un grupo de personas. Excelencia le respondo, no es justo.
El sudor frío casi me despierta mientras que Franco no se quita sus Ray-Ban de aviador en todo el sueño. Otras veces estamos pescando atunes en el Azor. Hablamos de política, de toros bueno, de lo poco taurino que era el gallego. Por la cubierta corretean sus nietos, aparece El Cordobés bregando con un pulpo gigante que lo va rodeando con sus tentáculos, Doña Carmen nos sirve limonada sobre una bandeja que lleva impreso el escudo de Villena.
La última vez que soñé con él me manifestó que nunca había estado muerto, que había despertado del coma y que necesitaba ponerse al corriente sobre la marcha de España. Le estuve explicando que había un juez intentando comprobar fehacientemente su defunción y que se iba a llevar una tremenda alegría al recibir la noticia de su regreso al mundo de los vivos.
¿Quién es ahora el Presidente del Gobierno?, me preguntó Franco con gesto pensativo. Se llama José Luis Rodríguez Zapatero y es nieto del Capitán Rodríguez Lozano, aquel que sirvió a tus órdenes para sofocar la revolución instigada en Asturias cuando Largo Caballero no aceptó la victoria de la derecha en las urnas. Oye, ¿qué tal es como presidente? ¿Es un digno nieto de tan ilustre antepasado?, interrogó Franco visiblemente emocionado. Claro que sí, es el más fiel defensor de la Memoria Histórica y anda continuamente pensando en Su Excelencia.
¡Qué bien!, ¿qué hace ahora? Va y viene continuamente de viaje por el mundo. Es el paradigma de la política y en ninguna nación se toman decisiones sin contar con sus precisos dictámenes. Incluso su silla fue vital en una reunión en USA para acabar con una profunda crisis económica que padece occidente. ¿Otro Plan Marshall?, se sorprendió el recién resucitado. Algo así...
Por cierto, Gracián, ¿continúan los niños estudiando Formación del Espíritu Nacional? ¡Oh sí, Excelencia!, más que nunca, pero ahora se llama Educación para la Ciudadanía.
¿Y la Casa Real, marcha como yo la dejé? Exactamente igual. Al frente continúa el Rey Juan Carlos y el Jefe de su Casa es Alberto Aza, íntimo amigo del Presidente del Gobierno e hijo del primer militar que se te unió el 18 de julio.
Ya te dije que lo dejaba todo atado y bien atado.