Calles, calles y más calles
Voy a tomar postura ante la moda de hacer oposición al gobierno local exigiendo urgencia en el estado de algunas calles. Oposición mediante denuncias públicas sobre la necesidad de arreglos en algunas calles/zonas de nuestra ciudad. Problemáticas que hemos leído en los últimos días, curiosamente vigentes durante los períodos en que estos partidos políticos demandantes han estado en el gobierno y sobre las que no hicieron nada por solucionar. Denuncias por la sempiterna embarrada calle San Sebastián tras cada tormenta o sobre la necesaria remodelación de la calle de la Leña en las inmediaciones del castillo.
En mi caso, tras las últimas columnas referidas al Barrio de las Cruces, tendría que hablar del estado del asfalto en el primer tramo de la calle Ritas, algo que no se aprecia a simple vista ya que coincide curiosamente con el lado de la calle destinado al estacionamiento, pero que salta a la vista en cuanto quedan algunos huecos y, sobretodo, cuando intentamos aparcar y sentimos las ruedas desplazarse por terreno irregular. Por no hablar del estado del tendido eléctrico que soportan a malas penas las fachadas de la calle Román, cuya culminación se encuentra en el cruce con la calle Cautivo Miguel Díaz, donde un poste de madera corona la esquina en mitad de la minúscula acera dejando unos cables de unos cuatro centímetros de grosor a la altura de la mano. Poste provisional y cableado colgante que soportamos durante tantos años que no me caben en las manos.
Tampoco es de recibo, queridas personas, que en esta zona de tránsito a los centros educativos, se programe a pocos minutos del comienzo del horario escolar la recogida de contenedores de reciclaje (por otro lado ¡siempre bien recibida! tanto por el vecindario como por los pobres y atestados contenedores). Quizás en algún cursillo de marketing les hayan aconsejado que sea así, porque es un momento cumbre para que se vea la labor de la empresa. Pero, aún a riesgo de meterme en terreno desconocido, diría que cortar el tráfico a esas horas no solo entraña mayor peligro y mayor molestia a la ciudadanía, sino que mancha al menos de insultos la imagen de la empresa. Mientras que evitar simplemente que los contenedores permanezcan durante días atestados lograría una mejor imagen de la empresa respecto a la ciudad.
Y no quiero hablar de la planificación referida al sentido del tráfico en estas calles, establecido de tal modo que al cortar alguna de ellas por avería, limpieza de pozas y demás, supone tomar rutas alternativas que en algunos casos suponen unos recorridos extra para el tráfico rodado de más de un kilómetro de longitud. Ni tampoco hablar del estado de las redes de distribución de agua que en algunos puntos han supuesto levantar el caso en más de diez ocasiones en los últimos años. Ni de las ramblas a ras de las aceras durante las lluvias profusas. En fin, que por hacer demandas desde la oposición que no quede, aunque no valga de mucho acusar al otro de no solucionar lo que tú no solucionaste.