El derecho a la libre expresión es uno de nuestros derechos fundamentales. Sin la habilidad de opinar libremente, de denunciar injusticias y clamar cambios, el hombre está condenado a la opresión. Por ello, el derecho a la libre expresión es uno de los más amenazados, tanto por gobiernos represores que quieren impedir cambios como por personas que quieren imponer su ideología o valores callando a otras. La lucha por la libertad de expresión nos corresponde a todos, ya que es la lucha por expresar nuestro propio individualismo. Respetar la libertad de los demás a decir cualquier cosa, por contraria que sea a nuestras convicciones, es defender nuestra propia libertad.
Jamás pensamos que tendríamos que repetir estas palabras, publicadas por EPdV en marzo de 2007, cuando diferentes partidos y colectivos pidieron, por motivos políticos y religiosos, la anulación de una actuación de Leo Bassi en Villena. Por desgracia, los enemigos de la libertad representados en esta ocasión por UPyD, partido que se hace llamar a sí mismo democrático nos obligan a volver a dar la cara por nuestros derechos fundamentales tras reclamar la suspensión de una actuación musical que tendrá lugar en Villena en febrero. Afortunadamente, en estos tiempos de Internet y redes sociales, la contestación ciudadana y el rechazo a esta incomprensible demanda han sido arrolladores, pulverizando todos los registros históricos de visitas a nuestra web.
En democracia, los límites a la libertad de expresión los fijan los jueces, no los políticos, las confesiones religiosas ni particular alguno. Y en este caso están más que fijados con una sentencia firme del Tribunal Supremo que da la razón a Soziedad Alkohólika. Sus canciones podrán gustarnos o no, pero su legalidad no admite duda, y defenderemos hasta donde sea necesario su derecho a expresarse libremente.
