Centenario
Hace cien años, el domingo diecisiete de junio de 1906, en la Villena vitícola, al precio de cinco céntimos, se podía comprar el primer ejemplar de "El Bordoño". La publicación tomaba el nombre de la popular fuente villenense sita en La Losilla. Paradójicamente, el periódico venía a la luz cuando la fuente dejaba de alumbrar aguas, cuando el manantial se secaba. El semanario, cosa rara en la prensa local, donde la fugacidad es sino, se consolidaría no sin interrupciones y algunas de años hasta 1913, produciendo 169 números. Si bien, estudiada la publicación, "El Bordoño" más Bordoño fue el de la primera época, el que editó, entre 1906 y 1909, ciento treinta y un números y una hoja suelta (8.12.1907), hoja que explica las razones del primer silencio que duraría unos cinco meses y medio.
"El Bordoño" de 1913, a pesar del nombre, ya no sería tanto "El Bordoño" original. Y no sólo porque habían transcurrido tres años y cinco meses entre los números 131 y 132, sino porque el principal rasgo del primer y, para nosotros, auténtico Bordoño, aquel que impulsara, entre otros, Alfonso Arenas Marín, quien sin ninguna duda se merece un puesto ilustre en la Historia de la Prensa local, era la independencia ideológica dentro de una línea progresista que iba desde el liberalismo hasta el socialismo. Heterogeneidad ideológica no presupuestada en la fundación del semanario sino fruto, más bien, de la variedad de sus colaboradores. Éste es "El Bordoño" auténtico, el diverso. El de 1913 ya no fue tanto Bordoño porque su línea editorial fue más uniforme, una línea obrerista radical en la que ya no vemos al primer Bordoño que hoy queremos homenajear.
Pero hoy no queremos glosar historias. Éstas las hemos escrito cuando la Universidad de Murcia publicó en los Anales de Historia Contemporánea (1995-1996) nuestro trabajo titulado "El afán regeneracionista"; o ahora cuando hemos hecho, junto con César López Hurtado y José Puche Acién, el grueso estudio sobre la Prensa de Villena (1881-1999) que publicará la Diputación Provincial de Alicante. Si hoy homenajeamos a "El Bordoño", el de la primera época, es porque glosa lo que para nosotros ha de ser un periódico local: libre y por ello mismo diverso en opinión. Libre y diverso, como aquí, en EPdV hemos querido desde el principio. Donde no hay más límites para la opinión que el espacio pactado para esa opinión. Luego, cada uno que aguante la vela de sus ponencias. Que apechugue cada uno con su voz más o menos lustrada a su gusto.
Por mi parte estimo mucho la camaradería que ustedes no ven y que como río interior de pareceres existe entre los que aquí colocamos letras. Nos decimos elogios y reproches porque nos gusta conocernos. Y si cada uno de nosotros no fuéramos de una leche diferente, estoy seguro de que este EPdV sería tan uniforme como una mierda de esas que bajo el nombre tan antitético de "primavera" venden en las tiendas de broma. Aquí, gracias a Dios, hay muchos arroyos de palabras que nacen en diferentes bordoños ideológicos. Y éstos, querido lector, desembocan en el río que los viernes llega impreso con cuidados a tus manos. Y luego, también está ese río interno que fragua la amistad, que nace de la tinta compartida, que es sangre impresa que hace apego al compartir el desvelo porque las palabras libres vean la luz. Si hace cien años "El Bordoño" nos enseñó a ser constancia y libertad, que constancia y libertad sean las señas de nuestro empeño editorial. Así sea y así, Dios lo quiera, hablen de EPdV dentro de cien años.