¿Cómo están ustedes?

Cernuda

Escribe Luis Cernuda en "Ocnos": "Quiero decir que a partir de tal edad nos vemos sujetos al tiempo y obligados a contar con él, como si alguna colérica visión con espada centelleante nos arrojara del paraíso primero, donde todo hombre una vez ha vivido libre del aguijón de la muerte. ¡Años de niñez en que el tiempo no existe! Un día, unas horas son entonces cifras de la eternidad. ¿Cuántos siglos caben en las horas de un niño?"

"Ocnos" es uno de mis libros preferidos. Por diversas razones. Entre otras porque la edición que tengo de Taurus (Madrid, 1977), la que me regaló mi amigo Hugo Polanco en marzo de 1982, está prologada por Jaime Gil de Biedma. "Ocnos" es poesía. Prosa poética. No toda la poesía se escribe en verso. Según nos cuenta el propio Cernuda, empezó a escribir "Ocnos" hacia 1940, estando en Glasgow. En el exilio. Y en el exilio rescata su infancia y juventud en Sevilla. La primera edición de "Ocnos" se hizo en Oxford, en 1942. Como citamos cuando escribimos sobre "Imágenes falsas" de Alejandro Lorente, la figura de Ocnos se nos identifica con la creación poética. En la mitología griega, Ocnos habita los infiernos y trenza juncos que son comidos por un asno. Goethe, consciente de que el asno igualmente se comería los juncos trenzados o no, sospecha sin embargo que trenzados saben mejor. De cualquier modo, el trenzar juncos entretiene a Ocnos. ¿Así la creación poética?... ¿Trenzar palabras?... ¿Trenzarlas acaso inútilmente?...

Cernuda murió en Méjico el cinco de noviembre de 1963. Murió como tantos de su generación en el exilio. El fragmento citado, escrito desde el exilio, refleja otro exilio, éste vital que vivimos cada persona estemos donde estemos. El exilio que nos aparta de la infancia y juventud. Cernuda tiene treinta y ocho años cuando empieza a escribir "Ocnos" y añora la infancia. Posiblemente esta añoranza se vea catapultada por la ausencia de la geografía donde fue vivida. Exilio en el exilio.

El final de la noticia de su muerte en ABC (7.11.1963), aun reconociendo la valía al poeta, no deja de tener un tono censor –"El poeta que ahora desaparece se adhirió, en 1933, mediante unas líneas en la revista 'Octubre', al comunismo internacional. Después de la guerra vivió en el exilio y su marxismo fue atenuándose."– al tiempo que una valoración patriotera –"Cernuda debe a los clásicos los mejores logros de su numen, es plenamente moderno, por el gusto, y cultivó, entre otros temas españoles, el de la soledad."– Más honroso, reivindicando el "sevillanismo" de la poética de Cernuda, será el artículo y responso que días más tarde J. Romero y Murube le dedica en la edición de Andalucía (ABC, Andalucía, 10.11.1963). Y no tanto, el que en la edición de Sevilla (ABC, Sevilla, 21.11.1963), le dedica Manuel Díez Crespo porque, aun admirándolo, hay en el escrito un pasaje degradante para el poeta: "Raro Cernuda. Hondamente sensible Cernuda. Maldito Cernuda en su juventud, hasta ya entrada la madurez. Pero como su antepasado Baudelaire, vuelve roto, humillado, con las astillas de su casa a cuestas, a recibir la visita de Dios: [...]"

La infancia. Ese periodo libre de las tiranías del tiempo que no queremos ni debemos olvidar. Siguiendo con la poesía, el poeta José Luis Zerón Huguet en un poema publicado en Optiks Magazine (nº 11, invierno 2012/13, Ibi), sin renunciar a la rebeldía, no está dispuesto a olvidar la infancia. Y así culmina sus versos: "Soy hombre de vigilia y no de reverencia / y nunca, sin embargo, nunca / olvidaré al otro que fui, nido / de extrañeza que llamamos infancia."

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