Apaga y vámonos

Ciencias puras

Después de dos semanas seguidas hablando sobre el Sexo Mandamiento uno acaba casi exhausto. Así que ha llegado la hora, estimada señora, de echarse el cigarrito de rigor (y también un vino, más que nada por joder a la Ministra de Sanidad), poner cara de interesante y adentrarse en el maravilloso mundo del intelecto patafísico.
Sin ir más lejos, hoy vamos a hablar de la Teoría Combinatoria, cuyas aplicaciones prácticas más visibles son un índice del 60% de suspensos en matemáticas y un rotundo fracaso personal al comprobar la quiniela semana tras semana. Y ahora se preguntarán muchos de ustedes, ¿qué coño tiene que ver la Teoría Combinatoria con la cena anual de la Peña Cultural Taurina celebrada hace unos días? Pues la verdad es que nada, aunque todo es ponerse, que ya se nos ocurrirá algo.

A dicha cena, como todos ustedes sabrán, además de los miembros de la Peña Taurina acudieron representantes de la Plataforma pro-restauración, de la Asociación de Afectados por el Parking, del Partido Popular y de Iniciativa Independiente. Y hasta ahí todo va bien, mayormente porque cada cual organiza la cena que quiere e invita a quien le da la gana.

En cualquier caso, y poniendo por delante la rotunda legitimidad de este evento o cualquier otro que no esté prohibido por la Subdelegación del Gobierno o un juez, no deja de ser curioso el análisis combinatorio de los diferentes sub-elementos del conjunto, que a priori tiene todo el sentido del mundo pero, a medida que se plantean variaciones o permutaciones con o sin repetición, comienzan a surgir no pocas dudas.

Por ejemplo: ¿Acaso no puede existir un amante de los toros, integrante de la Peña Taurina para más señas, que suspire por la existencia de un parking subterráneo bajo la plaza y la Avenida de la Constitución en el que aparcar su coche a no más de la distancia necesaria para encender su Montecristo camino del Tendido 7? Ejemplo dos: ¿Las tropecientasmil firmas contra el parking son equivalentes a tropecientosmil aficionados a las corridas de toros? ¿O a tropecientosmil partidarios de la rehabilitación integral del edificio? Dicho de otro modo, ¿no existe ningún “afectado” por el parking que quiera un centro de ocio en la plaza de toros, eso sí, con el aparcamiento “en la puerta de casa de otros”, tal y como han señalado en alguno de sus bolos mediáticos?

Como ven, estimados amantes de la ciencia, todo es sacar un folio y ponerse a jugar a los conjuntos y las flechas, descubriendo a cada paso que aquí hay algo que chirría y que no hay permutación sin repetición que 100 años dure ni combinación aleatoria no sorprendente. Es más, si quisiéramos desarrollar una variación de cuatro elementos con repetición podríamos obtener una secuencia tal que ésta: Taurinos – Partido Popular – Plataforma – Partido Popular – Afectados – Partido Popular y vuelta a empezar en una constante a la que llamaremos N a falta de mejor nombre.

Afortunadamente, los discursos de rigor pronunciados tras la cena vinieron a poner orden en mi particular infierno matemático, pues gracias a ellos todos pudimos desvelar la siempre enigmática X: Lo que tiene que ser es que gobiernen el Partido Popular e Iniciativa Independiente para terminar con las “incertidumbres” y los “despropósitos” de estos cuatro años de oscuridad. ¡Acabáramos! Haber empezado por ahí, coño, y me hubiera ahorrado yo mis complejos cálculos, cuya resolución viene a decir que por mucho que cenen juntos aquí hay tres conjuntos –sobre todo dos de ellos– que no pegan ni con cola. A no ser que. Claro.

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