Editorial

Cómo estropear una gran noticia

Villena está de enhorabuena. La terrible confirmación de que, de no mediar una solución inesperada, los días de nuestro colegio público Joaquín María López estaban contados, ha acabado convirtiéndose en una gran alegría, pues ni el citado centro educativo ni ningún otro colegio de Villena verán suprimida línea alguna hasta, al menos, dentro de dos años.
La victoria puede considerarse pírrica –pues ni el estado económico de la Generalitat Valenciana ni las alarmantes cifras demográficas invitan al optimismo; más bien al contrario, todo apunta a que habrá una reducción de líneas, aún mayor, dentro de dos o tres años–, pero se trata de una victoria al fin y al cabo, pues se ha logrado alargar los plazos y con ellos la solución al problema de fondo, que puede superarse definitivamente a medio plazo con un repunte de la natalidad o un cambio de gobierno autonómico que cada día parece más probable.

No obstante, y en lugar de estar celebrándolo, asistimos al enésimo cruce de declaraciones y acusaciones entre los diferentes partidos políticos, que en un fuego abierto esta vez por el Partido Popular, intentan arrimar el ascua a su sardina y anotarse para sí un tanto que debería ser una victoria de todos, y muy especialmente de la comunidad educativa local, que es la que más directamente está padeciendo la falta de recursos y expectativas a la que nos ha conducido la nefasta gestión del Partido Popular en la Generalitat Valenciana.

Así, lo que debería ser alegría, se ha convertido en malestar, y algo que nos podía haber unido a todos –la lucha por la calidad de la educación de nuestros hijos–, solo ha servido para separarnos aún más si cabe. Ni siquiera en los mejores momentos son nuestros políticos capaces de estar a la altura.

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