Con cierta perplejidad: Controles policiales
Con cierta perplejidad observo los incesantes controles que tanto la Guardia Civil como la Policía Municipal realizan en nuestra ciudad. Y es que lo que parecía ser una tanda de controles especiales previos a las festividades de fin de año, se ha convertido en un hecho que con pretendida naturalidad se desarrolla cuatro o cinco días por semana desde entonces. Controles de ITV, de velocidad, de alcoholemia, de consumo de drogas, de registros en los vehículos
Y no es que me importe, faltaría más, que nuestras fuerzas de seguridad saquen de la carretera y de las calles a quienes por sensatez y por ley suponen un peligro para la integridad del resto.
El problema es otro. El problema, queridas personas, es sentirse en una constante vigilancia que no parece hasta tal punto justificada. Porque llevar a cabo cuatro o cinco controles semanales en una ciudad como Villena debe deberse a alguna razón de la que no tenemos conocimiento. Y no quiero ser alarmista. Pero desde luego no es algo que pertenezca a la rutina diaria de nuestra ciudad, al menos hasta el momento. Tampoco estoy muy al corriente de los informes derivados de estas extensas actuaciones en materia de seguridad, algo de lo que quizás nuestra concejala Esther Esquembre debería informar públicamente con cierta periodicidad, digo yo. Quizás de este modo se nos quitaría la mosca tras la oreja ante este inusual comportamiento en materia de seguridad. Quizás entonces podríamos sacar conclusiones acerca del nivel de inseguridad que presentaban nuestras calles antes de estas excepcionales medidas y de los niveles alcanzados con estas medidas (y de paso conoceríamos los ingresos extraordinarios en nuestras arcas fruto de las sanciones presentadas).
Ante todo creo que la comparecencia de la responsable en la materia ayudaría a serenar los ánimos de quienes todas las semanas deben de pasar varias veces por algunos de los puntos donde con mayor insistencia se sitúan los controles llegando a asemejarlos a un puesto aduanero; igual que ayudaría a evitar elucubraciones de todo tipo que poco a poco pueblan nuestras calles. Que cuando el río suena agua lleva. Cuando hay tanta insistencia es porque algo ocurre. A no ser que ésta vaya a ser la rutina diaria mediante por ejemplo una decisión consensuada. En cuyo caso se hace necesaria la presentación de tal medida y su justificación, al menos para que al circular con un vehículo no nos sintamos como presuntos o presuntas culpables. Al menos para ser partícipes de lo que ocurre en nuestra ciudad, no sentir que alguien nos pueda manejar y controlar a su antojo. Al menos para poder manifestarnos en acuerdo o en desacuerdo. Porque, insisto, no podemos postularnos a favor o en contra si no sabemos qué está ocurriendo. Y la situación que desde hace tres meses viene desarrollándose en materia de controles, sobrepasa el carácter excepcional y normaliza en Villena un comportamiento no habitual. Sea como sea, queremos saber. Y la concejalía de Seguridad es quien debe informarnos.