Copiar para ganar. ¿Es el Social trading una alternativa viable para hacer trading con bitcoin?
Como es natural no todos somos igual de buenos en las mismas cosas, cada uno tenemos nuestros puntos débiles y nuestros puntos fuertes, pero en una sociedad cimentada sobre la colaboración de los individuos, como es el caso de la nuestra, aprovechar los puntos fuertes de los demás para avanzar, a la vez que ofrecemos los nuestros a quién necesite de ellos es lo más provechoso para todos.
Y la economía no iba a ser menos. Durante el 2019 por ejemplo, BTC (bitcoin) ha recuperado gran parte de la atención que capitalizó a finales del 2017, y si queremos realizar trading con BTC pero no queremos, o simplemente no podemos realizar un análisis pormenorizado de por qué ha subido o cómo puede comportarse a corto-medio plazo, no es difícil encontrar consejos o explicaciones de los análisis que han realizado diferentes inversores o simplemente la posibilidad de seguir al que cada cual considere más oportuno sin siquiera tratar de entender que hacen o por qué lo hacen.
¿Qué es exactamente el trading social?
El trading social es básicamente copiar las operaciones de trading de inversores con más conocimientos que nosotros para así tratar de conseguir el éxito de sus inversiones sin la necesidad de saber lo que ellos saben. Todos los participantes ganan, o pierden, a la vez, el trader que tiene seguidores obtiene una pequeña comisión normalmente, y porque no decirlo, el placer de que su buen hacer haga ganar dinero a los que han confiado en su conocimiento del mercado.
Los seguidores o copiadores, como también se les llama en el mundillo, consiguen replicar el éxito de las operaciones del inversor seleccionado por él mismo, mientras se despreocupa y emplea su tiempo en algo más de su gusto, en vez de recopilar y analizar informaciones y gráficos económicos.
La trayectoria del BTC
Puede que nos hayamos decantado por la opción de social trading, y que incluso ya hayamos elegido a nuestro trader favorito como bitcoin billionaire, pero aun así conocer un poco del mercado en el que vamos a invertir nunca está de más, así que allá va un pequeño repaso de cómo se ha comportado este año BTC y de los principales acontecimientos que han hecho variar al alza o a la baja su cotización.
BTC comenzó el año a 3.500 dólares por unidad, muy lejos de los casi 20 000 dólares por los que se vendía cada bitcoin cerca del final del año 2017, y aunque se mantuvo prácticamente a la misma cotización durante el primer trimestre del año, en abril comenzó una escalada en el valor de cada BTC espectacular.
El 5 de abril alcanzaba los 5.000 dólares por BTC, el 12 de mayo los 6.000 dólares y ese mismo día subía 1.000 dólares más el precio de cada BTC. Un mes después volvía a romper la barrera de los 9.000 dólares, más de un año después, y recordemos que la última vez que BTC cotizó a ese precio (9 de mayo del 2018) estaba en pleno descenso, no en auge como en esta ocasión y subiendo.
El apogeo este año se alcanzó a finales de junio, cuando BTC cotizó ligeramente por encima de los 13 000 dólares y a partir de ahí, con ligeros altibajos no ha habido más rupturas de techo, quizás porque por aquellas fechas BTC recibió algunos ataques verbales de autoridades como el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, o el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, que a pesar de que raramente están de acuerdo en nada, en esta ocasión coincidieron en su desconfianza hacia la decana de las criptomonedas.
Cabe destacar que los ataques y los intentos de regularización son habituales por parte de las autoridades económicas centrales de medio de mundo, y es natural, ya que una moneda descentralizada es un ataque directo al status quo y es normal que este desconfíe y se defienda.
Y ustedes, ¿qué opinan? ¿Volverá BTC a desplomarse como durante el 2018? ¿O es el asalto definitivo y ha llegado para sustituir al dinero fiduciario?
Si no saben qué pensar, pero están decididos a invertir de todas formas, quizás debieran explorar las posibilidades que el trading social puede ofrecerles.
