La confirmación de la noticia sobre el ERE en las empresas del Grupo Cristalería Soler, no por esperada, deja de ser una auténtica tragedia, tanto para los cien trabajadores afectados por los despidos como para los propietarios de la firma, que a buen seguro sentirán, y no poco, verse envueltos en esta situación, y en última instancia para la totalidad de Villena, cuya maltrecha economía va a verse aún más afectada durante los próximos meses con la onda expansiva de esta desgracia.
Resulta muy triste que una empresa puntera en tantos aspectos haya de verse abocada a esta situación, aún a pesar de tener pedidos en cartera, a causa de la negación de acceso a líneas de crédito por parte de un sistema financiero al que todos los españoles hemos rescatado con nuestros ingresos presentes y futuros. Asimismo, resulta igualmente triste la situación de desamparo que rodea a los trabajadores despedidos, a los que se adeudan varias nóminas y que durante los últimos cinco meses han trabajado sin cobrar. La esperanza de que puedan acceder a una justa retribución tanto de los salarios adeudados como de las pertinentes indemnizaciones por despido con cargo al Fondo de Garantía Salarial se antoja en estos momentos, como poco, complicada.
Por intentar ver algo de luz entre tanta oscuridad, cabe alegrarse de que esta situación no suponga el cierre de la empresa, lo cual sería directamente para echarse a llorar. Cristalería Soler, redimensionada y con dificultades, va a intentar salir adelante. Ojalá lo consiga y, a la vuelta de unos años, vuelva a tener la necesidad y la capacidad de contratar a los trabajadores a los que ahora no puede mantener. Mucho ánimo y mucha suerte para el futuro, tanto para los empresarios como los trabajadores, especialmente para aquellos que han perdido su empleo.
