El Volapié

Cuidado con lo que deseas

Hace una docena de años, Debra Jones escribió un libro titulado Lo que tú deseas te desea. Es obvio –y una suerte– que la España de hoy en día en nada se parece a la Florida de 1998, pero tiene algo de fundamento esta teoría cuando afirma la importancia que tiene la fuerza interior para influir en los acontecimientos de cada día.
La fortaleza de espíritu es una buena base de partida para que las cosas marchen bien, y desear con vehemencia que nuestros sueños se hagan realidad tampoco es mala gestión. Después, hay que tratar de actuar y comportarse coherentemente para ayudar a que nuestros deseos se conviertan en gozadas. Sería del género tonto anhelar un viaje a la Luna y dedicarse a la política, o no querer morirse sin ganar el Premio Nadal y sin embargo consagrar la vida a la decoración urbana a base de grafitis.

Si uno quiere ser Papa debe comenzar por metérselo en la cabeza y seguidamente ingresar en el seminario, si uno quiere ser matador de toros el primero paso tendrá que ser tomar una muleta delante del espejo y componer la figura.

Con los sentimientos negativos ocurre lo mismo pero en sentido contrario. La tostada cae al suelo por el lado de la mantequilla porque mientras ésta se va precipitando al vacío, no cesamos en nuestro empeño de temernos lo peor. Y mucho más grave cuando además los sentimientos negativos son subconscientes. Tengo un amigo –un gran amigo, de cuyo nombre no quiero acordarme– que todo en su vida es un drama. Tanto que para él el día de Año Nuevo coincide siempre con martes y 13. Todos los años lo mismo, siempre comienza con el pie izquierdo y ya se sabe que el que mal empieza, mal acaba.

Este amigo nunca llega a nuestras tradicionales cenas de fin de mes porque unas veces se le ponen malos los nenes, otras su santa esposa está con su merecida menstruación de cada veintiocho días, otras su abuela se ha pasado con el cannabis, otras su abuelo ha tenido que partir de improviso hacia Melilla a cumplir con el Servicio Militar bajo amenaza de ser declarado prófugo, otras se halla homologando las sillas de los bebés, o con la liquidación del IVA, o cualquier otra calamidad. Siempre tiene malos presagios y considera que la vida es una especie de parque temático de alto riesgo.

Lo más divertido le sucedió el día que iba a casarse. Tantas y tantas veces pensó que todo iba a salir fatal que incluso su querido abuelo aprovechó para morirse ese mismo día. Al pobre hombre lo dejaron en el depósito de cadáveres mientras el amigo entregaba las arras a su amada. El banquete fue la repera y la bomba cuando –durante el muermo de baile– el cantante del Duo Maravillas pregonó a través del micrófono que más que una fiesta parecía un velatorio. La monda.

Por mi parte, lo que siempre he deseado es conocer a la mujer perfecta. Ya les contaré.

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