Dichoso túnel
De verdad que lo lamento, pero no puedo dar crédito a las palabras de Vicenta Tortosa en su último artículo, El Proyecto de Ciudad que Queremos. Sé que mis comentarios pueden molestar a la Plataforma Pro-Soterramiento y a muchos adictos socialistas con los que he tratado muchas veces, e intuyo que me van a procesar en sus cónclaves.
Sin embargo reconozco que estoy agotado, cansado de demagogias y discursos partidistas, mosqueado de tanto politiqueo por el único objetivo de sobrevivir, y si puede ser, alcanzar el poder a costa de falsas promesas o utopías inviables.
Que el Secretario de Estado de Infraestructuras, Víctor Morlán, afirme en 2007 que en Villena habrá soterramiento no me dice nada. Como tampoco me sedujo Zaplana cuando aseguró que tendríamos hospital. Son cosas que se dicen para cumplir con el protocolo y para asegurar al electorado, nada más. Morlán sabe que no seguirá en el cargo en la próxima legislatura; José Blanco, Ministro de Fomento, también, al igual que Rubalcaba y Zapatero. Por tanto prometer en esas circunstancias es fácil y gratuito, porque luego está la excusa perfecta: yo tenía el plan pero vinieron los otros y me lo jodieron. Suena a viejo.
Y como me suena a cansino soy realista. Claro que me gustaría que se soterraran las vías, que no se alejaran de la ciudad, que se liberaran los terrenos, se extendiese la población y se creara un gran bulevar ajardinado reclamo de paseantes y envidia de forasteros. Pero estoy harto de cuentos, y aunque fuese posible me parecería indigno en tiempos de crisis gastarse una millonada, cofinanciada por Ayuntamiento, Fomento y Consellería; al fin y al cabo dinero de los contribuyentes. Como me resulta una salvajada el montante y el mantenimiento de nuestra plaza de toros, so pena de que nos suban la contribución exageradamente.
El gran drama nacional lo generan las luchas por el poder, y traducido al lenguaje ordinario significa que lo que proponga el Gobierno es rechazado por el PP; cuanto proyecte la Generalitat recriminado por el PSOE; lo que dictamine el equipo de Celia puesto en duda y lo que diga Aragón rebatido por Murcia y todo esto sucesivamente en viceversa; es decir, que las administraciones nacionales, autonómicas o municipales siguen consignas de partido, o sea, en clave partidista, y las propuestas de unos seguirán de por siempre boicoteadas por los otros. Esta rotunda simpleza es la que marea a la perdiz, tan disciplinada e inocente ella.
Y mientras todo se discute en los grandes despachos y se ponen la zancadilla los unos a los otros se eternizan los problemas y sus soluciones. Y sigo cansado de que las barreras sigan acumulando colas y prisas, que los accesos a la otra parte sigan coaccionados por la espera, que una ambulancia o los bomberos tenga que perder unos minutos preciosos por un inútil rodeo, que los ciudadanos, tanto que se habla de ellos, estén impotentes ante el parón circulatorio, que la gente no quiere aguantar otros cien años para cruzar cuando les dé la gana. Por todo ello quizás sea necesario un túnel ya, aunque por una vez dé la razón al gobierno municipal.
Después de visionar el video del PP respecto al túnel ya sé que es panfletario, electoralista y pagado con dinero municipal, cosas que detesto. Es necesario, a pesar de todo, una solución aunque se la acuse de parche, de insuficiente. El soterramiento está a años luz si es que somos realistas, tan crudamente triste como los desposeídos de los 426 euros, que verán pasar el AVE y los trenes sin posibilidad de billete y con los bolsillos rotos. Porque las propuestas de unos serán ocultas en los cajones cuando entren los otros. Mejor ahora un túnel, que algo aliviará.