Dinastía
Conforme una va entrando en la madurez climatérica que dicen los especialistas, es decir, cuando te vas acercando a los cincuenta que pronto cumpliré, los recuerdos de tu infancia y tu adolescencia te asaltan todos los días. Cada cosa que pasa, cada suceso que ocurre me lleva de manera irremediable a aquella cosa vivida, a una película o a una serie de televisión presenciada hace años. ¡Qué le vamos a hacer si la memoria de una viaja sola como parte independiente de una misma!
Así que, amigas lectoras, no os aburráis si de las cosas cotidianas que ocurren en nuestro pueblo me voy hacia lo que pasa en mi escalera o me traslado a mi adolescencia. Me contaban el otro día que la nueva alcaldesa está poniendo en el ayuntamiento a su gente. Que, como es normal, no se ha quedado con ninguno de los que tenían contratados los de antes y que ahora está nombrando un nuevo equipo. Hasta ahí bien, lo normal es que si tiene que mandar lo haga ayudándose de personas de su confianza. Pero es que al parecer lo que está sucediendo es que lo de personas de confianza se está sustituyendo por personas de su familia, que yo no pongo en duda que no sean de su confianza, lo que pasa es que en cuanto me lo contaron me vino a la cabeza a una serie americana de hace la tira de años que se llamaba Dinastía.
Si se acuerdan, aquella serie de americanos ricos estaba encabezada por Charlton Heston, el de la Peña del Rifle. En aquella serie todos los que mandaban eran familia y, por lo que se ve, en el ayuntamiento lo que quiere hacer Celia NO es un poco lo mismo. Además de los concejales ha puesto para llevarle lo de la prensa a su hermano, su secretaria es su cuñada, el que va a dirigir el Polideportivo parece que es su padrino y los rumores dicen que su suegro también va a tener un carguico.
Eso mismo nos lo quiso hacer en la comunidad mi vecino, el del primero como siempre, que cuando cogió la presidencia lo primero que hizo fue poner de administrador a su sobrino, que era abogado, el mantenimiento de la escalera se lo dio a uno que salía con él en la escuadra especial y se empeñó en que el seguro de incendios y de responsabilidad se lo contratáramos a su cuñado, que llevaba seguros por las tardes. Menos mal que mi vecino el del segundo, que sabe bastante de todo esto, le plantó cara. En una reunión le dijo, nada más empezar que por muy presidente que fuera no podía hacer y deshacer en la escalera como le viniera en gana. Le pidió presupuestos, experiencia de las empresas y currículum. Ahí es donde descubrimos el tongo: resulta que o nos salían más caras las cosas o nuestra escalera iba a servir de conejillo de indias para que los amigos y parientes del presidente se montaran su empresa. Como en Dinastía, que según qué parte de la familia ganaba los parientes que estaban del lado ganador se beneficiaban.
Y digo yo que para colaborar con la alcaldesa no será suficiente con ser hermano, cuñado o padrino, hará falta algo más. Ni siquiera para ser pintor de la corte es suficiente con saber coger los pinceles, hay que saber pintar. Y por lo que me cuentan lo que es pintar se pinta poco.
Si ya lo dice el refrán: antes mis dientes que mis parientes.