Fuego de virutas

Dinosaurios

A ver si al final, escuchando al paleontólogo Jack Horner, profesor de la Universidad Estatal de Montana, que estuvo hace poco en "El Hormiguero" hablando de la posibilidad de clonar dinosaurios, el célebre cuento de Augusto Monterroso será que: Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. Pero con más dinosaurios.

Existe un recurso utilizado en cursos de creación literaria que consiste en continuar una frase sugerida por el ponente, a veces extraída de un relato. También en continuar el final de un cuento narrando otros finales alternativos. El microrrelato de Monterroso, por breve, ha sido muy utilizado para esto y ha generado historias admirables. Genialidades hijas de la genialidad. Imaginación que se suma a la imaginación. Creatividad que cuando se realiza en torno al relato del escritor hispanoamericano exige, primero, dilucidar y elegir si quien despierta es el dinosaurio o, acaso, es otro protagonista que se encuentra o reencuentra con el dinosaurio. La coma después de "despertó" propicia la dicotomía.

Desde la segunda opción, en Méjico existe una lectura política del microrrelato identificando al dinosaurio con el PRI, Partido Revolucionario Institucional que gobernó setenta y un años en el país, desde 1929 hasta el año 2000, y que en las pasadas elecciones de primero de julio ha vuelto a conquistar la presidencia en coalición con el PVEM (Partido Verde Ecologista de México). Sea lo que sea, a partir del cuentecito hay quien, por ejemplo, dirá que despertó el dinosaurio y, viendo que apenas habían cambiado las cosas, salvo la intensidad de la luz, se dio media vuelta y siguió durmiendo. Y añadir, si se quiere, que el tren de los dinosaurios no había arrancado todavía porque alguien había dinamitado las vías y... Y hay quien lo pone simplemente a beber agua. A saber. O también, alargando la historia, resulta que contratan al dinosaurio para una nueva versión de "Parque Jurásico" o de "En busca del valle perdido" o de "Gozilla" o para cualquier película de dinosaurios. Salvo para la de "Hace un millón de años" o para la de "Cuando los dinosaurios dominaban la tierra", porque para estas no hacen falta dinosaurios, que los tenían variados, sino que clonaran, para la primera, a la atractiva Raquel Welch de los sesenta/setenta, y para la segunda, de la misma época, a la olvidada y encarcelada Victoria Vetri, a Magda Konopka y a, descanse en paz, Imogen Hassall. Y esto es mucho pedir.

Con todo, volviendo a la posible clonación de dinosaurios, uno recela de estos experimentos. Nos dirán que por prejuicios morales, religiosos. Por aquello de que considerando la vida don divino sólo cabe a Dios su intervención. Confieso mi voluntad creyente y por ello pueda ser que no me atraigan estas experiencias. Pero también está el peso literario y cinematográfico: "Frankestein", "Parque Jurásico"... Cicatrices y catástrofe. Alegorías de lo que pudiera ocurrir debido a un afán desmedido –sin control– de la ciencia. Lo mismo que nos enseña Mickey Mouse cuando en "Fantasía" hace de aprendiz de brujo sobre el poema sinfónico "L'Apprenti sorcier" de Dukas. El historiador C.M. Cipolla en su reeditada "Historia Económica de la Europa preindustrial", al margen de las diferentes y tradicionales etapas de la revolución industrial que se exponen en lo manuales de Historia Contemporánea y de Historia Económica, nos plantea la posibilidad de que sólo haya habido una revolución industrial en la que todavía nos encontramos, caracterizada por la transformación continua y de la que sólo somos aprendices de brujo.

Contemplando el desastre ecológico, por ejemplo, tienta esta tesis. Nuestro planeta es una cocina desordenada donde escobas y pozales nos desbordan. A ver si con los bichos...

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