Abandonad toda esperanza

Disney anotado

Abandonad toda esperanza, salmo 399º
Una anécdota que he leído atribuida a un gran número de escritores, pero muy especialmente a Raymond Chandler, cuenta que cuándo un periodista visitó al autor y le preguntó qué pensaba de cómo Hollywood estaba destruyendo sus libros con adaptaciones que no estaban a la altura, el primero respondió mientras señalaba una estantería: "¿Destruyendo mis libros? ¿De qué habla? Están todos ahí, en perfecto estado". En efecto, es una anécdota que podría protagonizar cualquier escritor inteligente que se aparta a un lado una vez ha cedido los derechos de adaptación. No fue este el caso de P. L. Travers, tal y como cuenta el film Al encuentro de Mr. Banks, sobre el proceso de creación de la película Mary Poppins y de cómo al mismísimo Walt Disney le costó veinte años y una úlcera que la autora del libro permitiera que su criatura diese el salto a la gran pantalla. Vaya por delante que me temía lo peor de una película sobre Disney realizada por la propia Disney, y aunque en efecto hay algo de hagiográfico en el retrato que Tom Hanks realiza del mítico creador de Mickey Mouse, se le perdona en cuanto se descubre que, si se me permite recurrir a Conrad, el corazón de las tinieblas del relato está en otra parte: en la propia Travers, y en una infancia traumática mostrada mediante flashbacks que algunos han considerado innecesarios y que a mí me parecen indispensables para dotar al film de la carga emotiva que destilan sus fotogramas y la fuerza lírica que impregna su espléndida conclusión.

Dicho esto, hay que destacar que me parece un delito punible que Emma Thompson no esté entre las cinco nominadas al Oscar por su encarnación de P. L. Travers en lugar de, por ejemplo, Sandra Bullock... actriz que, por cierto, ya tiene una estatuilla por una película dirigida precisamente por el director de esta que nos ocupa: John Lee Hancock. Así pues, el último film de este es un trabajo magnífico que demuestra su empaque solo con que a partir de ahora ya no veremos aquel film de 1964 protagonizado por Julie Andrews con los mismos ojos. Y sí, como diría Chandler (o cualquier otro), el libro está ahí, en perfecto estado... y reeditado para la ocasión en formato de bolsillo y con las ilustraciones originales de Mary Shepard, que para variar no siempre fueron del agrado de esa mujer tan compleja a la que Emma Thompson da vida en el film.

Dejando a un lado la mayor o menor fidelidad de sus versiones, a Disney hay que agradecerle que la popularidad de sus filmes permitiera vivir más holgadamente a los autores de los libros en que se basaban; ese fue el caso de Travers, sin ir más lejos. No así J. M. Barrie, que falleció años antes de poder ver su Peter Pan, obra teatral primero y novela después, convertida en una cinta de animación que aún hoy, pese a la gran cantidad de versiones (incluso una con la firma de Spielberg), sigue siendo para muchos espectadores la versión definitiva del niño que no quería crecer. Insistiendo en la máxima de Chandler, la obra original está al alcance de cualquiera que desee leerla, y en este caso no puedo sino recomendar la edición del centenario, anotada por Maria Tatar y publicada por Akal: en la línea de otras referencias de la casa (si no tienen todavía su Alicia, su Sherlock Holmes o su Drácula anotados, no sé a qué esperan, francamente), el volumen incluye la obra con un aparato de notas que iguala en extensión a aquella, así como varios ensayos acerca del universo del personaje y su creador. Una delicia para lectores de todas las edades... como las películas de Disney lo son para espectadores de todas las edades. O al menos, un buen puñado de ellas. Tomemos nota.

Al encuentro de Mr. Banks se proyecta en cines de toda España; Mary Poppins y Peter Pan anotado están editados por Alianza y Akal respectivamente.

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