No, no es que exista un certamen dedicado exclusivamente a proyectar documentales sobre el noveno arte (ya nos gustaría a algunos); pero al igual que ocurre con la publicación de ensayos sobre esta temática, que dispongamos de largometrajes de no ficción sobre diversos aspectos del mundo del cómic y además de fácil acceso a través de plataformas digitales es sin lugar a dudas un gran paso en el proceso de divulgación del medio y en la normalización de su consumo como un entretenimiento, o mejor dicho un arte, más.
De hecho, no estaría nada mal que una obra tan fundamental como Calvin & Hobbes fuese mucho más conocida entre nosotros de lo que en realidad es. Porque si en Estados Unidos está considerada ya como un gran clásico y la heredera natural del Peanuts de Charles Schulz, en España está muy lejos de poder hacerle sombra no ya a los omnipresentes Carlitos y Snoopy, sino incluso a otras tiras de prensa como Garfield o Mafalda. Sin lugar a dudas, esta diferencia se entiende si se tiene en cuenta que la obra de Bill Watterson carece de la presencia mediática y el merchandising del que sí disfrutan las creaciones de Jim Davis y Quino por deseo expreso de su autor: Watterson, al que se le considera el J. D. Salinger del cómic por su nula presencia más allá de la firma de sus viñetas y alguna que otra fotografía desperdigada, siempre se ha negado a ceder los derechos de explotación de sus criaturas para así poder controlarlas con mano férrea y evitar que terceros pudiesen condicionar la recepción de su obra.
Este hecho, de sobra conocido por sus contados admiradores patrios pero ignoto para la gran mayoría, es uno de los factores que centran Dear Mr. Watterson, una carta abierta de amor y admiración hacia el creador de las peripecias del pequeño Calvin y su tigre de peluche Hobbes por parte de Joel Allen Schroeder, joven estadounidense que nos propone un delicioso documental en primera persona stricto sensu en el que viaja a la ciudad natal de su protagonista para escudriñar en sus orígenes, la conservación de su obra y la pervivencia de su legado.
Al contrario que Watterson, Hugo Pratt es un nombre más que familiar para los lectores españoles. Creador del inmortal Corto Maltés, con diferencia uno de los personajes más célebres de la historieta europea, este guionista y dibujante italiano experimentó en sus propias carnes vivencias que no quedan muy lejos de algunas de las aventuras del protagonista de La balada del mar salado. Y es en esta faceta del autor en la que se centra precisamente el documental Hugo Pratt en África; más un retrato del hombre que del artista que precisamente por ello puede acabar defraudando a quienes estén mucho más interesados en los cómics propiamente dichos que en su principal responsable.
Y es que, tal y como afirmaba el propio Pratt, hay hasta trece formas de relatar la vida de una persona, y el realizador Stefano Knuchel ha optado por elegir una de ellas en concreto (la séptima, según se afirma): la de centrarse en las peripecias vitales de su protagonista en el continente africano que, no obstante y tal y como se cuenta en el film, le sirvieron de inspiración para concebir obras fundamentales de la historieta de aventuras como Los escorpiones del desierto. Y por supuesto, al margen del buen hacer del actor Jean-Luc Bideau como narrador, ver y escuchar al propio Hugo Pratt en las imágenes de archivo rescatadas es el gran aliciente de la propuesta.
Lo mismo sucede con la aproximación audiovisual a otro clásico indiscutible del cómic del viejo continente como el también italiano Guido Crepax, que lógicamente ha pasado a la historia como el padre de uno de los iconos más reconocibles del cómic erótico de todos los tiempos: Valentina. No en vano, la película que recorre algunos aspectos destacados de su vida y su obra se titula precisamente En busca de Valentina. El mundo de Guido Crepax. En ella, el director Giancarlo Soldi nos ofrece un estilizado repaso en color y blanco y negro por la vida y milagros de quien también adaptase al lenguaje del cómic clásicos de la literatura sicalíptica como Justine del Marqués de Sade o La venus de las pieles de Sacher-Masoch.
Como decíamos, el documental de Soldi nos permite ver y escuchar al propio artista de viva voz; además de conocer a su esposa Luisa Mandelli, quien le sirvió de inspiración tanto o más que la actriz del cine silente Louise Brooks a la hora de crear a la inimitable Valentina Rosselli, y que falleció a finales del año pasado debido a una neumonía en la que derivó el contagio de Covid-19. También nos permite descubrir facetas menos conocidas de Crepax, como su continua dedicación a los juegos de estrategia militar y el coleccionismo a ellos vinculado (filia que curiosamente compartía con el también malogrado Roberto Bolaño); así como escuchar a otros erotómanos de pro como sus compatriotas el cineasta Tinto Brass y Milo Manara, este último además colega de profesión y género y todavía gozosamente en activo.
Terminamos estas recomendaciones de documentales sobre cómic con uno dedicado a una figura nacional: en Dibujando a Max, el realizador Cesc Mulet y el propio Francesc Capdevila, alias Max, firman una semblanza sobre el que durante los años setenta y ochenta fue uno de los nombres más destacados de la llamada “línea chunga” con personajes tan emblemáticos como Gustavo o Peter Pank; y que con el paso del tiempo y desde finales del siglo pasado, además de poder presumir de haber ganado el primer Premio Nacional de Cómic, se ha convertido en una figura clave del tebeo de autor en nuestro país.
Títulos como el galardonado Bardín el Superrealista, Vapor, Paseo astral, Conversación de sombras, ¡Oh diabólica ficción! y Rey Carbón, por citar solo unos cuantos, acreditan con creces el talento de un creador fundamental para comprender el estado actual de la historieta española contemporánea, y que aquí trata de desvelar las claves y los entresijos de su particular modo de entender el medio. Un documental, pues, en primera persona y de plena actualidad; y conformado de imágenes y testimonios que no son “de archivo” pero que algún día lo serán, así como imprescindibles para el estudio de su obra.
Dear Mr. Watterson, Hugo Pratt en África y Dibujando a Max están disponibles en Filmin; En busca de Valentina. El mundo de Guido Crepax está disponible en Netflix.