El Volapié

Educación abortista obligatoria

Con el fin de relacionar este título con el planeta de los toros, podría comenzar argumentado de manera simplista y posiblemente generalizando injustamente, que existe un nexo común entre el gremio antitaurino y el gremio proabortista. Sin embargo, lo dejaré estar para que no suceda la calamidad de acusar sin motivo a un solo abortista que también pueda ser aficionado a los toros, o viceversa.
En otras ocasiones he comparecido en esta tribuna con relación a ley que ha otorgado a las mujeres españolas el derecho de abortar libremente y que arrastra otras consecuencias que afectan a todo el mundo, porque uno de sus corolarios interfiere a piñón fijo en la educación de nuestros hijos.

Con el capítulo educativo de la dichosa ley el Gobierno profundiza en el que pretende ser un proceso de adoctrinamiento que comenzó con la no menos dichosa Educación para la Ciudadanía. Las medidas educativas previstas se dirigirán a los menores de modo obligatorio –repito, obligatorio– sin contar con la opinión de los padres ni el ideario educativo de cada centro. Se tratará de una formación sexual obligatoria impartida por personal elegido por las autoridades sanitarias y por lo tanto ajeno al colegio de turno, e incluirá la presentación del aborto como un derecho de las mujeres. De esta manera el Estado persiste en su actitud de adueñarse de la misión que consiste en la formación en valores atentando contra la libertad ideológica y de conciencia protegida por la Constitución.

Esta intromisión se me antoja ilegítima, pues nos corresponde a los padres ejercer dicha responsabilidad formativa actuando cada cual según su conciencia, y la mía me dicta que el aborto no suele ser una buena solución. Lamentablemente para otros es la solución, a la desesperada o incluso la mejor solución.

Desde que comenzó a impartirse la asignatura de Educación para la Ciudadanía, la asociación civil Profesionales por la Ética –presidida por Jaime Urcelay– ha constatado lo mismo que otros muchos padres: en la práctica se está convirtiendo en un verdadero programa ideológico que pretende imponerse y que atenta contra la libertad de educación y de conciencia, con el pretexto de formar buenos ciudadanos. Ahora las medidas que dispone para el ámbito educativo la Ley del Aborto, establecen la incorporación de una educación sexual anticonceptiva, abortista y profundamente ideológica.

¿Por qué no permiten que sea en familia donde decidamos la educación sexual que debemos transmitir a nuestros hijos? Muy sencillo, porque sin familia nada hay. Por eso gran parte de la política llevada a cabo por ZP gira en torno a sus esfuerzos por desestructurar a las familias. ¿Quiénes deben educar a nuestros hijos? ¿Ni vamos a rechistar ante esta enésima agresión a la libertad?

Son muchos los colegios que están presentando recursos al tiempo que se han declarado objetores de conciencia, a pesar del riesgo que corren de perder la concertación o de ser cerrados. Sirvan estas palabras como agradecimiento por su lucha y como la aportación de mi granito de arena, con la esperanza de que pronto termine la intolerancia.

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