El alcalde habla
Como cada martes a final de mes, Radio Villena ofrece la posibilidad de entablar un diálogo con el alcalde de nuestra ciudad. La fórmula consiste en recoger en su buzón preguntas de toda índole que don Francisco Javier Esquembre recibirá en directo, sin revisión previa, y responderá en poco más de un minuto. Tiempo prudente para que puedan entrar la mayor cantidad posible de preguntas y para que el espacio radiofónico resulte ameno. Y así resulta, de hecho, ya que cuando quieres caer en la cuenta el programa ha llegado a su fin y la ciudad queda emplazada para el próximo encuentro, un mes después.
Es curioso, pese a que no nos produzca ya extrañeza, ver la agilidad con la que nuestro alcalde resuelve las preguntas que Paco Tomás y Mónica Rendón le hacen llegar. Fuerza de costumbre, diremos, adquirida a base de librar interpelaciones que recibe en la calle o en cualquiera de las gachamigas a las que tanto acostumbra a asistir nuestra primera autoridad. Aunque con un poco de maldad podríamos decir que conoce las preguntas de antemano con tiempo para prepararlas; o que la mayoría de preguntas son tan puntuales que no encierran demasiada dificultad; o que las respuestas no se concretan en el asunto y se abren a un universo de futuros posibles, lo que viene a ser en realidad no responder. Fuere como fuera no deja de ser un artificio, un juego radiofónico, que con sus bondades sociales también exhibe a una figura pública que se sabe expuesta al auditorio.
Y aun visto de este modo, entendiendo el concepto del ejercicio, creo que resulta un poco violento comparativamente hablando. Es decir, que me resulta incómodo que nuestro alcalde se ofrezca para responder a cuantas cuestiones reciba en un espacio público cuando deja tantas preguntas sin respuesta en, digamos, su espacio de trabajo. Tantas preguntas sin respuesta en los plenos municipales, cuando son presentadas las propuestas de su grupo y debe resolver las dudas de los grupos sentados en la bancada contraria. Dudas que en ocasiones pueden encerrar intereses envenenados. Dudas que en ocasiones no se comprende que existan, salvo que se hayan sembrado con falta de información. Dudas en todo caso que merecen respuestas en un Pleno. Porque ahí está algo así como el cerebro de nuestra ciudad y lo que allí se propone y cuestiona nos atañe a villeneras y villeneros, y dejar dudas sin respuesta es sembrar más dudas.
¿Tendrán entonces que acudir los grupos en la oposición a este programa de radio para ver despejadas sus incógnitas? Puede que sí, queridas personas, puede que sí. Porque en muchos casos se trata de asuntos de interés cuyas zonas oscuras necesitan de una luz que parece imposible encontrar siguiendo los cauces oficiales.