El Asilo visto desde el suelo
Llegan las imágenes de un grupo de religiosas cruzando la Plaza de Santiago en dirección al Ayuntamiento de Villena. Después llegan las comparecencias públicas: los comunicados, las declaraciones, las columnas de opinión y las opiniones en los foros. Lo primero que me llama la atención, a mí, que aunque no se lo crean queridas personas soy una persona muy alejada de las ideas, las formas y la fe de la doctrina católica, es el trato familiar y a mi gusto poco acertado que reciben las religiosas cuando se hace referencia a ellas como las monjitas. Lo segundo que me llama la atención es el modo en que se pasa por alto la obviedad: la labor social que esta institución lleva a cabo en nuestra ciudad. Labor social que se realiza por vocación y convicción tanto por el grupo religioso como por el grupo voluntario, y cuyo valor y resultado se materializa en el asilo, el resguardo, cuidado, cariño, del que se beneficia un gran número de personas de nuestra ciudad.
El asunto, el problema, así visto desde el suelo, resulta de lo más chocante: el deterioro del edificio donde se realiza esta labor humanitaria pone en peligro la continuidad del servicio que se realiza en Villena. El coste del arreglo, si no estoy mal informado, asciende a cuarenta y pocos mil euros. El Equipo de Gobierno asegura que proyecta disponer de unos miles de metros de suelo a un par de kilómetros de la ciudad. Cierta entidad bancaria se ofrece a abrir una cuenta con unos cuantos cientos para que los vecinos y vecinas continuemos completando. La alcaldesa anima a participar en dicho ofrecimiento y habla de miles de metros (de suelo) donde algún día poner otra primera piedra. Mientras, escuchamos a alguna asociación ofreciendo cifras de tres ceros que casi no se pueden permitir para ayudar al Asilo. Mientras, la oposición habla de falta de previsión, de mala gestión de los millones recibidos de Zapatero, Camps y Ripoll, habla del techo de cristal de la Plaza de los Toros.
Y en todo este maremagnum mi tía dice que ella ya paga sus impuestos y colabora con las asociaciones y con la Iglesia y que no entiende cómo el señor del banco y la alcaldesa le piden que vuelva a participar económicamente para arreglar el Asilo. Y yo, entre Pinto y Valdemoro, le recuerdo que el concejal de Hacienda a raíz del túnel bajo las vías declaraba a los medios que Villena todavía contaba con una capacidad de endeudamiento, de crédito, de dos millones de euros. Y yo, como un tonto, preguntaba: ¿Entonces por qué no se solicitan cuarenta y cinco mil euros y se arregla el Asilo? Y también, como un tonto, preguntaba: ¿Entonces por qué no se recortan gastos de quinta o sexta necesidad, como la publicidad reiterativa sobre las actuaciones en calles y parques y demás, y se destina ese dinero a arreglar el Asilo?