Ciudad

El ayuntamiento investiga las filtraciones de agua como posible causa del mal estado del Santuario

Aunque ya se encuentra en proceso de licitación el proyecto para actuar sobre las partes dañadas del Santuario, que actuará sobre las zonas inestables, la aparición posterior de nuevas grietas en otras zonas ha llevado al ayuntamiento a estudiar a fondo las posibles filtraciones de agua que pueda haber sufrido el edificio.
Según el edil de Ciclo Hídrico, Antonio Pastor, “era imposible prever a priori estos nuevos daños, por lo que se realizó un proyecto arquitectónico para asegurar las zonas más inestables, que es el que se está licitando ahora, y va a ser bueno, porque va a reforzar esas zonas dañadas”. Ahora bien, añadía, “¿eso asegurará que el problema quede definitivamente resuelto? No lo sabemos, y por eso estamos identificando los posibles problemas de filtraciones que puedan dañar a la estructura del edificio. Si hubiéramos esperado a tener todo estudiado, posiblemente se podía haber venido abajo toda la construcción”, apuntaba.

En este sentido, tres son las hipótesis que maneja el ayuntamiento sobre esas posibles filtraciones. La primera se refiere a una fuga en la arqueta que da suministro a toda la pedanía, ubicada justo detrás del Santuario, en la ladera que “tuvo lugar hace un par de años y nadie me informó al respecto”. En su día, se quitó esa agua, que generó un charco de dos dedos bajo la iglesia, y no se le dio mayor importancia, decía el edil, que presume que “no se me notificó por parte de Aqualia entendiendo que era una fuga superficial y fue reparada de inmediato”.

La segunda opción es una rejilla ubicada en el claustro que recogía el agua de lluvia vertida por las cubiertas del edificio y de la que, hasta ayer, se ignoraba su recorrido, que va en dirección a las cocinas y gira en ángulo recto hacia la explanada a la altura de los aseos. Tras hacer las comprobaciones oportunas, decía el edil, “ya podemos decir que esa conducción no tiene fugas”.

Y la tercera son las conducciones que, partiendo del pozo y el aljibe del claustro, llegan hacia la puerta principal de entrada del Santuario y las escaleras. Uno, el pozo, recogía en su momento las aguas freáticas, mientras que el aljibe se recargaba con agua de lluvia. Sin embargo, mientras que el pozo mantiene un nivel de agua, el aljibe muestra un nivel menor, lo que puede deberse “a una grieta causada por el último terremoto”, decía Pastor, indicando que esta opción “sigue estudiándose”.

“Es un tema muy complejo”, concluía el edil, “porque también hemos descubierto que pasa una conducción de una Comunidad de Regantes que ignorábamos”, y señalaba que “seguiremos estudiando todo hasta tener la certeza de haber dado con la causa de los problemas estructurales del edificio”, algo, añadía, que “podemos hacer gracias a la nueva concesión de 8 meses del servicio de agua, que obliga a la empresa a entregar mapas mucho más detallados y exactos que los que teníamos hasta ahora de todas las conducciones de agua”.

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