Vida de perros

El crepúsculo de la política

Quizás no sea necesario extenderse más allá del título para expresar lo que vengo a decir. Quizás antes nuestra sociedad tenía más esperanzas, más necesidad de creer en lo posible: la libertad y el progreso, y eso lo traía la nueva política. Porque la política había empezado a dejar de dar miedo, era algo amable. Habíamos llegado a Jauja, porque no era complicado levantar Jauja en una España desolada y autocensurada. Eso lo vieron claro los grupos políticos, vieron en nuestros ojos el agradecimiento del animal maltratado, pero también vieron en esos ojos la ingenuidad y vieron unos lomos acostumbrados a aguantar carros y carretas.
En esa España fuimos capaces de comprar pisos y coches, la banca nos adoraba; fuimos capaces de apostar por políticas de izquierdas durante muchos años y fuimos capaces de volver a la derecha ya sin miedo a unos políticos y políticas que aun siendo los mismos, o con los mismos apellidos, que nos habían gobernado en los años oscuros, ahora nos parecían gente sin peligro. Gente que nos gobernó en la primavera de la democracia, que nos cuidaba y nos guiaba hacia la hermana Europa mientras crecíamos y estudiábamos. ¿Cómo desconfiar? De ningún modo. Pero todo va bien hasta que deja de ir bien. Porque de pronto todo comenzó a ir mal y nadie tuvo la culpa, y si alguien la tuvo fuimos nosotras y nosotros, por confiar.

Ahora que todo está mal, los grupos políticos se han vuelto incompetentes para afrontar la realidad. Y así lo demuestran (quizás antes también lo eran, aunque no les prestábamos suficiente atención). Incapaces de entenderse entre sí, incapaces de crear y apostar por un proyecto común. ¡Insólito! Insólito que no exista un proyecto común para nuestro país, región, provincia, ciudad. Insólito que ni siquiera en Villena podamos tener un acuerdo entre los grupos políticos. Y no digo que por ejemplo los partidos que trabajan en la oposición no deban realizar su trabajo, obviamente necesario. Lo que digo es que es vergonzoso encontrarse cada día con un rifirrafe por cualquier asunto. Cruce de comunicados que se alargan hasta llegar a la docena.

A mi entender, lo que demuestra es una falta de interés por los asuntos en cuestión, o visto desde el otro punto: un interés por objetivos que nada tienen que ver con el asunto municipal tratado (cuyo interés entonces es personal, de partido, vamos). Acusaciones que se cruzan entre los tres partidos con representación en nuestra ciudad, llegando en muchas ocasiones a ser coincidentes entre los grupos de oposición (supuestamente opuestos entre sí), que terminan en vaguedades en lo sustancial y en ataques a los mismos partidos. Argumentaciones sin interés y datos precocinados en la mayoría de ocasiones, que dan una muestra local de lo que acontece en el panorama nacional. Falta de proyectos y apuestas, falta de colaboración, falta de transparencia y falta de respeto a una población que sigue sumando motivos para estar indignada.

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