Editorial

El culebrón de los toros. Capítulo 57

Visto lo visto hasta ahora, al parecer resulta inevitable que, llegadas estas fechas estivales, cuando Villena se dirige ya inexorablemente hacia su semana más esperada, resurjan como polémicas recurrentes viejos debates que nunca llegaremos a superar, y uno de ellos, el de los toros, es un fijo de todos los veranos villenenses sobre el que se acaba de empezar a escribir un nuevo capítulo.
Si durante el gobierno de Vicenta Tortosa la polémica giraba en torno a la ausencia de toros en Fiestas –Los Verdes, fuertes en el tripartito, impusieron entonces unos criterios antitaurinos que ahora parecen esfumarse–, y durante el mandato de Celia Llédo el debate se centró en el enorme poder adquirido por las peñas taurinas, que conscientes de su importancia en la victoria electoral del PP campaban a sus anchas, recibían suculentas subvenciones y presidían eventos taurinos en los que el cumplimiento de la legalidad brillaba por su ausencia, ahora, bajo el mandato de la nueva coalición de gobierno y con un Verde en la Alcaldía, Villena empieza a rizar el rizo de lo surrealista, con un ayuntamiento que se inhibe en la organización del evento y lo deja en manos de aquellos a los que tanto criticó con anterioridad por sus reiterados incumplimientos de la normativa. Un indiscutible ejercicio de pragmatismo para algunos. Una enorme bajada de pantalones para otros.

La guinda al capítulo 57 de este culebrón de verano –el episodio 58 ya lo viviremos el año que viene, tiempo al tiempo– será ver el próximo 7 de septiembre, siempre que finalmente haya corrida, al colectivo antitaurino, encabezado por reconocidos dirigentes de Los Verdes, manifestándose a las puertas de La Plaza contra un evento autorizado por su propio partido y ratificado con su firma por Francisco Javier Esquembre. Vivir para ver.

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