Vida de perros

El Graffiti de Celia

Pese a que el año es redondo a cada vuelta es distinto, por eso deja recuerdos para seguir el camino. Hoy sin más despedida han cambiado un gran cartel donde Celia candidata se acercaba como ayer. Tras esperar en las vías y cruzar varias glorietas encontrabas al final la triste valla obsoleta. Era ella joven promesa que ocupaba todo el plano, quizá escondiendo a su espalda el triunfo que no esperamos. Su piel fina porcelana, sus grandes ojos sinceros, sus labios rojos susurran promesas al mundo entero. Y ganó las elecciones como ese cartel recuerda, aunque más cerca que nunca muy poco se manifiesta. Ayer cercana sonrisa, hoy lejos, seria y sola, en el despacho amueblado para aguantar largas horas. Ha cambiado su peinado y el carmín de sus labios, ya ni el rimel es su amigo ni su promesa es el cambio. Tal vez por ese motivo, por su silencio tozudo que sólo rompe en extremo el cartel no quedó mudo. Bajo el popular mensaje alguien añadió sin tacto un graffiti que decía: “¿Y tú qué estás mirando?”.
No conozco la intención de quien escribió sobre el pulcro cartel electoral la frase citada. Puede que por aquellas cosas del destino la acción busque exhibir la expresión personal del o de la artista, un mensaje lanzado mayoritariamente a quienes trabajan o circulan por el polígono El Rubial. Pero no podemos olvidar las circunstancias en las que se desarrolla tal operación: conseguir el spray, coger un vehículo para llegar hasta el lugar a unas horas con poco tránsito para evitar ser descubierto y, al fin, subirte a algún objeto para escribir una frase de más de un metro de longitud. Tal premeditación, nocturnidad y alevosía nos lleva a pensar más bien en una maniobra sobradamente planificada. Otra cuestión sería resolver los motivos que llevan a una persona, o un grupo de personas, a expresar dichos sentimientos. Sentimientos que podríamos entender nacidos de un resentimiento de quien ha recibido tal respuesta por parte de la alcaldesa y desea compartirlo con el resto de la ciudad, por ejemplo. La frase “¿Y tú qué estás mirando?” viene a ser familia de “¿Tú qué haces aquí?” o de “¡A ti qué te importa!”, exabruptos que situados en el plano político local, siendo según el ejemplo Celia la emisora del enunciado, nos llevaría a pensar en los partidos políticos de la oposición como receptores de la comunicación.

No vengo a decir con esto que la autoría de la pintada deba relacionarse con los grupos políticos de nuestra ciudad tantas veces excluidos de reuniones y alejados de informes. No juego a Sherlock Holmes, ni el interés reside en descubrir un culpable, pero me pareció tantas veces oportuna aquella frase contaminando un cartel que hace tiempo debería haber desaparecido que no he podido resistirme a escribir sobre el asunto. No han pasado dos días desde la última ocasión en que recordé aquella frase, fue cuando en rueda de prensa Celia nos decía, para empezar, que ella hubiera esperado más tiempo para hablar del asunto del ferrocarril pero que se había visto “obligada” a comparecer por culpa de la comunicación que el día anterior había realizado el PSOE. La información a fin de cuentas de todo el grueso entramado me temo que no ha sido esclarecedora para la gente de a pie, me temo, digo, porque sentado en algún bar no encuentro diferencia entre las conversaciones sobre el asunto que se dan hoy con las que se daban hace meses. Así que o muy mal han contado unos y otros la conversación de marras o no nos quieren realmente decir nada o tampoco ellos se han enterado.

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