Apaga y vámonos

El Himno 3.0

Por fin un debate serio, señora. Hartito me tenían ya de discutir sobre terrorismo, la estructura del Estado, la violencia de género o los negros nubarrones que se ciernen sobre quienes viven del ladrillo. Menos mal que a alguien se le ha ocurrido plantear una cuestión fundamental e ineludible. ¡Vamos a ponerle letra al Himno Nacional!
Al parecer, algunos deportistas españoles, hartos de no poder cantar el himno cuando ganan algo –obviamente, futbolistas no son–, se han plantado y quieren una letra que canturrear. Los políticos, siempre atentos a las verdaderas necesidades del pueblo, han reaccionado con prontitud: el PP va a proponer la creación de una comisión parlamentaria para tal fin, y el PSOE, milagro, no lo ve con malos ojos. Otra cosa será el contenido de la letra, cuya redacción puede terminar como el Rosario de la Aurora.

Pero hoy no vamos a hablar de futuro, sino de pasado. Lo cierto es que no han faltado a lo largo de la historia intentos para poner letra a una Marcha Real que no está pensada para tenerla, sino que fue un regalo de bodas de un rey aficionadillo a la música a su sobrina, casada con quien más tarde sería Carlos III, que fue quien impuso la marcha como Himno al morir su señora, ya que sus breves acordes le recordaban uno de sus días más felices… Con el tiempo, intentaron adaptar una letra a los simples sones de la Marcha Real Eduardo Marquina –una cursilada de espanto– o José María Pemán, cuyo delito fue gestarla en pleno franquismo, con lo que se produjo una asociación inconsciente que acabó condenando a una letra más que aceptable.

Así las cosas, y descartando una interpretación inspirada en el la-la-la de Massiel, no han faltado propuestas estos últimos tiempos, desde la encargada por Aznar a intelectuales como Jon Juaristi y José Jiménez Lozano hasta las divertidísimas versiones que estamos leyendo estos días, que van desde reclamar como único himno posible el Asturias, patria querida hasta reivindicar el tapeo como elemento unificador: España, España / tortilla de patatas / paella y sol / finito y salpicón. / Queso manchego, / Rioja y ribeiro / cava y chuletón / con denominación.

Por ello, servidor está con Incitatus: La situación socio-política actual impone una serie de condiciones sine qua non a la hora de intentar redactar tan necesarias líneas: no se deben usar las palabras España, unidad, patria, rey, república, Constitución o similares. El término “consenso” ha sido eliminado del diccionario de la RAE, “armonía” es muy cursi y “progreso” sería vetado por la Conferencia Episcopal. Tendríamos que utilizar, entonces, palabras que no aludan a los términos anteriores, tan inútiles, sino que deben reflejar aquello que todos verdaderamente compartimos, las esencias inmutables, el orden natural y eterno de lo que ha sido, es y será España, una realidad que perdurará para siempre por encima de los avatares y obstáculos que nos depare la traicionera historia. Así pues, ésta es la letra propuesta, que habrá de cantarse sobre los acordes de la Marcha Real:

Barça, Atleti,
Sevilla, Zaragoza, Betis, Real Madrí,
Valencia y Alavés,
Depor, Mallorca y el Valladolí,
y a ver cuándo dimite Luis Aragonés.

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