Cultura

El movimiento mundial

El mundo se mueve. Los romanos, por ejemplo, también decidieron venir a Villena según nos descubrió el equipo del Museo Arqueológico José María Soler. No sólo decidieron venir, sino que también se dieron el capricho de construir unas termas. Y es que los romanos, como nos decía Obelix, debían estar locos. Imagínense, unas termas…, casi tanto como construir un balneario en nuestra población. En cualquier caso conocemos algo más de nuestra tierra, y ello gracias al trabajo realizado por los técnicos y técnicas de nuestro museo. Algo que agradecer.
Por mi parte tengo poco que descubrirles. Esta mañana me he levantado algo turbio y arisco. Descubro que en Suecia surge la polémica sobre la práctica del topless, eso que tanto gusta a ambos sexos y cuya postura contraria abanderan los protegidos de la plataforma Hazte Oír. Es curioso que incluso yo conozca tal asociación. Debe ser porque tiene muchos padrinos que proyectan en los discursos del pretendido colectivo unas ideas retrógradas e impositivas que no son correctas pronunciar. Yo prefiero conocer otras agrupaciones, esas que no aparecen en los mass-media pero que no cejan en su empeño por facilitar y promover ideas y formas de ver o entender el arte y la vida.

De dichos movimientos hemos hablado detenidamente en esta página y no voy a insistir en su importancia, pero entreveo que en un próximo futuro vamos a tenerlas cada día más cerca y sus voces serán casi ineludibles. El mundo se mueve. Las articulaciones burocráticas no. Guillermo Heras, director de la Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos, pide más dinero para el proyecto que tiene afincado en Alicante y que finalizó la pasada semana. Mientras, distintas asociaciones inscritas en diferentes puntos de la provincia luchan en un trabajo arduo que procura continuidad a unos cuantos encuentros artísticos. Puede que sea más de lo mismo. Pero no. Recuerden que un día el tal Guillermo se marchará a su Madrid y la no sé cuanta edición de la muestra no se celebrará. Motivos legales, económicos, vitales… Y todos tan anchos.

Pero los grupos locales continuarán funcionando. Pese a la indiferencia de las clases dirigentes. Pese a los cambios políticos. Pese a todo. El movimiento ciudadano parece condenado al eterno ostracismo, a la desorganización, a la continua minusvaloración. Y sin embargo siempre existe, siempre ha existido. Se mueve, muta, es un camaleón que se adapta a las circunstancias porque es un animal más antiguo que cualquier otro. Tan sólo en nuestra ciudad tendríamos material para un interesante estudio. Hubo épocas en que quizás fue más palpable, vivimos otra en que subsiste con parsimonia, pero pronto llegará otra en que volverá a florecer. La batalla está servida. Cuando volvamos a ese punto en el ciclo y todo comience a bullir, tendremos que decidir en qué lugar queremos luchar.

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