El pez más viejo del río
Es el poema más bello que escribió Miguel Hernández y que popularizó Camarón con un conocido fandango. La versión grabada con Vicente Amigo a la guitarra junto con la Royal Philarmonic Orchestra es impresionante y otorga a ambos una parcela más para la inmortalidad.
Tan sombrío llegó a estar, nada del agua le divierte, que después de meditar, tomó el camino del mar, es decir
el de la muerte.
El oriolano lo escribió en el penal de Ocaña inspirándose en la historia de otro preso que le mostró una foto de su hija porque era el cumpleaños de la cría, no sabía nada de la pequeña y ante la cercana celebración ni sabía, ni tenía, ni podía enviarle nada. El poeta le pidió prestada la ajada cartulina que le mostraba y, seguramente mientras pensaba que a él le gustaría tanto tener alguna fotografía de su Manolillo y de qué modo entendía aquella pena, abandonó el lugar por un instante retornando al poco tiempo con estos maravillosos versos. El poeta también terminó enviándole a su hijo finalmente el tremendo poema.
Ya ha vencido su año conmemorativo y deliberadamente dejé pendiente este artículo para estirar un poco más los homenajes tan merecidos, aunque estemos en este año horrible de 2013, con esta curiosidad que les relataré a continuación.
Reíste tú junto al río, niño solar. Y ese día el pez más viejo del río, se quitó el aire sombrío. Y el agua te sonreía.
Miguel Hernández, además de todas las grandezas que todos ustedes ya conocen, también era un gran aficionado a los toros y tremendamente entendido. Todo un taurómaco. Tanto que José Mª de Cossío le llegó a encargar parte de la redacción del quinto tomo de su Enciclopedia Taurina Los Toros, encargo que quedó en un intento frustrado con el comienzo de la Guerra Civil. Acabada la contienda, José Mª de Cossío uso todas sus influencias para evitar el fusilamiento del poeta, pero no logró librarlo de la dureza del cautiverio.
Se encargó entonces de esta misión pendiente Antonio Díaz Cañabate, quien entre sus recuerdos guarda uno especial para Miguel Hernández, quien luego tuvo un realce extraordinario y meritisísimo de gran poeta. Hombre de carácter verdaderamente angelical, comunista fervoroso y convencido, que posteriormente pasó a cubrir una vacante de comisario político.
El pez más viejo del río, de tanta sabiduría, como amontonó, vivía brillantemente sombrío. Y el agua le sonreía.
En la nota final que sobre este poema aparece incluida en sus obras completas, se indica que Miguel Hernández lo envió para su hijo en una carta dirigida a su mujer desde el Penal de Ocaña. Resulta desgarrador.
Se publicó, por vez primera, en el número 9 de mayo de 1946 de la revista vallisoletana Halcón, aunque con el título A la niña Rosa María y con algunas significativas variantes. También Camarón incluye una de ellas para adecuar la composición poética al fandango. Otro triste y precioso ejemplo de la hermandad entre la Poesía y la Tauromaquia a través del Flamenco.