El que paga, descansa
Entre todas las miserias que la crisis está dejando ver, entre todas esas estampas críticas que nos regaló Mateo Marco hace un par de semanas con la precisión y belleza que acostumbra, hay una cuestión que me tiene especialmente indignado: la morosidad de las administraciones públicas, y especialmente, la de los ayuntamientos.
Tuvo que ser un constructor de Loeches (Madrid), José María Solís, quien destapara la liebre amenazando con quemarse vivo a las puertas de su ayuntamiento, que le adeudaba la friolera de 450.000 euros, deuda que, lógicamente, condenó a la ruina al pequeño empresario y al paro a sus empleados. A raíz de entonces se han sucedido episodios similares, poniéndose sobre el tapete la milmillonaria deuda que los ayuntamientos españoles de todo signo y coalición tienen con sus proveedores, aunque ninguno de ellos reclamará jamás el cumplimiento de la Ley pagos a 60 días y recargo de mora a partir de entonces, puesto que es mejor cobrar a 200, 400 ó 600 días pero seguir trabajando para ellos. Hasta ahora, ibas al banco, descontabas el pagaré o enseñabas el contrato y llovía el dinero. Pero los bancos han cerrado el grifo. Y los ayuntamientos siguen sin pagar. Y las Pymes y los autónomos, a la mierda.
Las mentes pensantes que nos gobiernan, cargadas de Masters, MBA´s y doctorados en Harvard, se han inventado ahora una nueva línea del ICO de 3.000 millones de euros para que los ayuntamientos paguen lo que deben, así como otra ocurrencia peor: la de que los ayuntamientos se endeuden (más) a largo plazo para aflojar la pasta. Y servidor, que el único Master que tiene es uno del Universo, y sus amigos, que todo lo más han estudiado en Jarva-cete, pensamos que estamos gobernados por inútiles. Yo soy tonto, y quizá por eso pienso que si el problema que vivimos, en gran medida, se debe a nuestro alto endeudamiento, endeudándonos más lo único que vamos a hacer es traspasarle el marrón a nuestros nietos. Y mi amigo Vicente, que también debe ser tonto, dice que si en lugar de soltar 8.000 millones a los ayuntamientos para construir chapuceramente cuatro polideportivos y arreglar dos parques, se lo hubieran dado para pagar sus deudas, las Pymes y los autónomos habrían cobrado y seguirían respirando.
No podemos reducir el gasto social porque no vamos a dejar desamparados a quienes lo necesitan, proclama el Gran Timonel y repiten a coro como un mantra todos los arrimados al santo. ¿Y quién te ha dicho que reduzcas el gasto social, espabilao? Si donde hay que recortar es donde se gasta inútilmente, es decir, alrededor del poder. ¿Cuánto nos ahorraríamos al año cerrando todas las televisiones públicas, empezando por TVE y acabando por la patética Canal9? ¿Y reduciendo a la mitad el parque de asesores y coches oficiales y la partida de Gastos de Representación? ¿Y suprimiendo los Ministerios, las Consellerias y las Concejalías inútiles? Una pasta, señora.
En cuanto a los ayuntamientos y sus deudas, a ver qué les parece ésta: si un proveedor no cobra sus servicios en el plazo fijado por Ley, que no cobre el alcalde (o alcaldesa) ese mes. Si aún así no cobra, que se vayan despidiendo de su jugoso sueldo los Tenientes de Alcalde. Y si con lo anterior no basta, que se proceda de igual modo con el sueldo de los señores concejales. Al llegar a este punto, se habría reducido gran parte de la mora, pero si aún así fuera insuficiente, los asesores y cargos de confianza a pasar la mano por la pared. Y ya verían qué pronto iba a cobrar todo el mundo si me hicieran caso.